La popular sugerencia de colocar un iPhone mojado en arroz crudo para secarlo no es aconsejable, como han estado advirtiendo expertos desde hace tiempo.
Ahora, el fabricante de los iPhone, Apple, ha publicado una guía en la que advierte a los usuarios que esta técnica podría ocasionar daños a sus dispositivos debido a las pequeñas partículas presentes en los granos de arroz.
En su lugar, Apple sugiere que los usuarios intenten eliminar el líquido dando golpecitos suaves con el conector del teléfono hacia abajo y permitir que se seque.
A pesar de los progresos tecnológicos en los teléfonos inteligentes, los métodos convencionales para repararlos después de mojarse aún carecen de sofisticación.
La práctica de sumergir los dispositivos en arroz se originó en el ámbito de la fotografía. Según la información proporcionada por el sitio especializado en tecnología The Verge, este método se utilizaba desde la década de 1940 para preservar las cámaras y películas expuestas a la humedad en entornos tropicales.
Sin embargo, durante varios años, los expertos han indicado que la capacidad de absorción de humedad de los granos de arroz no tiene un impacto significativo en la recuperación de teléfonos mojados.
Otras advertencias
Además de desaconsejar el uso de bolsas de arroz, Apple también advierte contra el secado de un teléfono mojado mediante el uso de una «fuente de calor externa o aire comprimido», lo que implica evitar la exposición del teléfono a calentadores o secadores de pelo.
Tampoco se debe insertar en el teléfono ningún objeto extraño, como un bastoncillo de algodón o una toallita de papel, según las recomendaciones de Apple.
En su lugar, aconseja dejar el teléfono en una «zona seca con algo de corriente de aire» antes de volver a conectarlo al cargador.
Cuando el dispositivo detecta la presencia de humedad, emite una alerta que sugiere esperar a que tanto el teléfono como el cargador estén completamente secos antes de volver a utilizarlos.
Desde el iPhone 12 en adelante, todos los dispositivos de Apple cuentan con la capacidad de resistir la inmersión en agua hasta una profundidad de seis metros, durante un periodo máximo de media hora.
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