España.- Microgordofobia Concebida como toda práctica socialmente legitimada que desprecia a aquel que no encaje en los estándares sociales normativos físicos, es tan frecuente como disimulada.
Se disfraza, pasa desapercibida y echa raíces en la concepción social de la obesidad y del sobrepeso.
Los profesores y colaboradores de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la psicóloga Amalia Gordóvil y el sociólogo Ferrán Giménez, recogen los prejuicios más extendidos:
En lo referente al atractivo: Las personas con exceso de peso no resultan atractivas. Es más, se ven obligadas a compensar con personalidad el sobrepeso.
Su vida sexual: La concepción de que aquellos que padecen de obesidad o sobrepeso no tienen una vida sexual activa es muy común.
Éxito: Sea en lo personal o en lo laboral, carecen de éxito a ojos de la sociedad.
Alimentación: Todos los que tienen sobrepeso se alimentan mal o tienen malos hábitos de salud.
Sedentarismo: Están así porque quieren. Son vagos, no se esfuerzan.
Un rasgo convertido en insulto: La propia palabra “gordo” tiene una fuerte connotación negativa. Se trata de un insulto y no de una característica.
Los clichés: En este sentido, los medios de comunicación masivos han incidido en la creación de una imagen estereotipada y poco realista que, todavía en la actualidad, se prolonga en el tiempo.
Se hable de una cosa u otra, las consecuencias no se deben contemplar sólo desde el punto de vista físico, pese a la frecuencia con la que eso ocurre. Ambas causan estragos en la salud tanto física como mental.
La experta Amalia Gordóvil señala “No somos conscientes del sufrimiento que todos estos prejuicios pueden ocasionarles”
Y es que quienes padecen de ello pueden llegar a desarrollar sintomatología ansiosa y un bajo estado de ánimo que, en ocasiones, desemboca en trastornos depresivos o alimentarios, entre otras patologías psiquiátricas.
La situación se puede agravar, más aún si cabe, cuando se trata de adolescentes.
La interiorización de inseguridades y prejuicios, unido con la necesidad de pertenencia al grupo.
Las redes sociales y el manejo de la imagen en los medios de comunicación conforma una bomba de relojería.
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