Según una investigación publicada en la revista PLOS Biology, la falta de sueño y de un descanso adecuado, aumenta la conducta egoísta en las personas.
De acuerdo con la investigación, no dormir lo suficiente afecta la probabilidad de que una persona ayude a alguien.
Varios investigadores de la Universidad de California, Berkeley, realizaron tres estudios en Estados Unidos sobre este efecto «egoísta».
Analizaron los cambios en la actividad neuronal y el comportamiento que benefician a otros, y descubrieron que prevalecía incluso después de una pequeña pérdida de sueño.
«Incluso una hora de pérdida de sueño fue más que suficiente para influir en la decisión de ayudar a otra persona», dijo Ben Simon, becario postdoctoral de psicología en el Centro para la Ciencia del Sueño Humano.
«Cuando las personas pierden una hora de sueño, hay un claro impacto en nuestra bondad humana innata y nuestra motivación para ayudar a otras personas que lo necesitan», agregó.
Los líderes del estudio fueron el científico investigador Eti Ben Simon y Matthew Walker, profesor de neurociencia y psicología en UC Berkeley.
Calidad sobre cantidad
Durante el estudio, los investigadores midieron el sueño de más de 100 personas durante tres o cuatro noches.
Sin embargo, encontraron inesperadamente que la calidad del sueño era más importante que la cantidad de sueño cuando se trataba de medir el egoísmo.
El equipo evaluó los niveles de egoísmo en función de las respuestas a los cuestionarios que habían completado los participantes del estudio.
Tanto la cantidad como la calidad del sueño suelen influir en el comportamiento emocional y social, por lo que el equipo esperaba encontrar un efecto en ambos, expresó Ben Simon.
«Estos hallazgos podrían sugerir que una vez que la duración del sueño supera una cantidad nominal básica, entonces parece ser la calidad de ese sueño lo más crítico para ayudar y apoyar nuestro deseo de ayudar a otras personas», explicó.
Por su parte, una amplia investigación ya ha mostrado vínculos con trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión, así como con dolencias físicas como la diabetes y la obesidad.
Mientras, más de la mitad de todas las personas en los países desarrollados dicen que no duermen lo suficiente durante la semana laboral.
Por lo que, Walker llama a esto una «epidemia global de pérdida de sueño».
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