Por: Leanlly Pérez- En la ciudad de Tokushima, en la isla de Shikoku, se encuentra la peculiar aldea de Nagoro, donde cada habitante que se muda o fallece es reemplazado por un muñeco de tamaño real, creado por Ayano Tsukimi, una mujer de 67 años.
Desde 2003, Tsukimi comenzó a confeccionar estas figuras para llenar el vacío que dejaba la despoblación del pueblo. Cada muñeco tiene nombre, apellido, profesión y una historia registrada, representando a familiares y vecinos que ya no viven allí.
Nagoro, que alguna vez albergó a unas 300 personas, hoy cuenta con apenas 30 a 40 residentes, mientras que los muñecos superan las 300 figuras, convirtiendo la aldea en un escenario único que mezcla soledad y arte.
A pesar de su ubicación remota entre montañas y el río Lya, la aldea se ha convertido en un atractivo turístico, ofreciendo a los visitantes la sensación de caminar dentro de una película antigua.
Esta iniciativa de Tsukimi no solo preserva la memoria de quienes se fueron, sino que también convierte a Nagoro en un testimonio vivo de la creatividad frente a la soledad.