Por: Leanlly Pérez- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exigió que la obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde se disculpara públicamente por sus comentarios durante la ceremonia religiosa de su investidura, en la que pidió misericordia por los niños, inmigrantes y la comunidad LGBT.
Trump, que regresó a la Casa Blanca el 20 de enero tras cuatro años fuera, firmó una serie de decretos el mismo día, entre ellos, una orden para iniciar deportaciones masivas de inmigrantes irregulares.
Sin embargo, durante la ceremonia de oración celebrada en la Catedral Nacional de Washington, Budde solicitó compasión para aquellos que, según ella, eran maltratados por las políticas del presidente, mencionando específicamente a los niños transgénero, los inmigrantes, y las personas LGBT.
En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, Trump calificó a Budde de «radical de izquierda» y la acusó de ser una anti-trumpista radical.
El presidente también criticó el tono de la obispa, calificándolo como «desagradable» y aseguró que no fue «convincente ni inteligente».
Budde, por su parte, destacó en su intervención que muchos inmigrantes sin documentación no eran criminales y que, a pesar de no tener los papeles necesarios, trabajaban en sectores esenciales como la agricultura, la limpieza o en hospitales.
La obispa también hizo un llamado a Trump y al vicepresidente JD Vance, pidiéndoles que tuviesen misericordia con las personas LGBT, mencionando a los gays, lesbianas y niños transgénero, así como con los trabajadores inmigrantes que realizan tareas cruciales en la sociedad estadounidense.
Además, en su discurso, señaló que muchos de estos inmigrantes, aunque no sean ciudadanos o no tengan la documentación adecuada, son personas que contribuyen al bienestar de la nación.
Este servicio de oración se ha convertido en una tradición desde 1993, cuando se celebró por primera vez tras la toma de posesión de un presidente, y es un acto que suele acompañar la investidura presidencial.
Sin embargo, el intercambio entre Trump y Budde ha generado controversia, con Trump reiterando su rechazo a los mensajes de la obispa y subrayando que sus políticas seguirán enfocadas en la inmigración y el control de la frontera.
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