Por: Leanlly Pérez- La relación entre Donald Trump y Elon Musk, que alguna vez fue cercana y estratégica, terminó de forma abrupta y pública esta semana, con acusaciones cruzadas entre ambos.
El presidente Trump declaró sentirse “muy decepcionado” con Musk, luego de que el empresario calificara de “abominación repugnante” el nuevo proyecto de ley presupuestaria impulsado por el republicano.
Trump criticó que Musk, a pesar de conocer bien el contenido del proyecto, ahora se opusiera repentinamente, y lo acusó de ingratitud.
Musk respondió en tiempo real desde su red social X, negando haber tenido acceso anticipado al proyecto y minimizando las afirmaciones del presidente.
Incluso llegó a decir que sin su apoyo económico, Trump habría perdido las elecciones, destacando que donó casi 300 millones de dólares a su campaña. “Qué ingratitud”, escribió el empresario.
Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca con el canciller alemán Friedrich Merz como testigo silencioso, Trump revivió anécdotas personales sobre su relación con Musk, incluyendo su reciente visita al Despacho Oval con un ojo morado, presuntamente por un golpe accidental de su hijo.
En tono irónico, Trump ofreció “un poco de maquillaje”, pero Musk rechazó la idea, lo que el presidente consideró una muestra de autenticidad.
La situación se agravó tras revelaciones del New York Times sobre el consumo de drogas de Musk durante la campaña electoral. Posteriormente, Trump intensificó su ofensiva llamando a Elon “loco” y amenazando con retirar sus contratos con el gobierno como represalia.
Según Trump, cortar los subsidios a las empresas de Musk sería una forma de ahorrar “miles de millones de dólares”.
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