Al menos dos personas han muerto en Filipinas tras un terremoto de magnitud 7,4 que sacudió este viernes la isla sureña de Mindanao, provocando que las autoridades emitieran inicialmente una alerta de tsunami, luego levantada, que obligó a evacuar zonas de riesgo.
El sismo ocurrió alrededor de las 9:40 hora local (1:40 GMT), a 58 kilómetros de profundidad bajo el lecho marino y a 20 kilómetros al este de la localidad de Santiago, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), encargado de monitorear la actividad sísmica mundial.
El terremoto provocó daños en edificaciones de la zona, interrupciones en el suministro eléctrico y la suspensión de clases y actividades en oficinas gubernamentales, manteniéndose únicamente operativos los servicios de emergencia, informaron las autoridades.
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico y la agencia sismológica de Filipinas (Phivolcs) emitieron una alerta de tsunami tras el terremoto, que también afectó a Indonesia y Palau. El aviso llevó al Gobierno filipino a ordenar evacuaciones en varias provincias de Mindanao, incluyendo Dinagat y Davao Oriental, aunque fue levantado pocas horas después.
Al levantar la alerta, el centro informó que las olas alcanzaron apenas 19 centímetros sobre el nivel de la marea, muy por debajo de los 3 metros inicialmente previstos.
Asimismo, se registraron 179 réplicas en las horas siguientes, 10 de las cuales fueron perceptibles.
Este sismo ocurrió apenas diez días después de que otro movimiento telúrico de magnitud 6,9 sacudiera la isla de Cebú, en la región central de Filipinas, la noche del 30 de septiembre, causando 74 muertos.
El director de Phivolcs, Teresito Bacolcol, señaló que el terremoto de Cebú fue más destructivo, ya que su epicentro estaba más cerca de zonas pobladas (a menos de 20 km de la ciudad de Bogo) y ocurrió a menor profundidad (10 km), lo que genera temblores más intensos y generalizados al desarrollarse más cerca de la superficie terrestre.
Filipinas se encuentra ubicada en el Anillo de Fuego del Pacífico, una región de alta actividad sísmica y volcánica, donde cada año se registran aproximadamente 7,000 terremotos, la mayoría de intensidad moderada.