El Ejército ruso continuó ayer sus intentos de romper las defensas de Ucrania junto a la ciudad de Bájmut, objetivo prioritario de Moscú desde la retirada en noviembre pasado de sus tropas del territorio de la región de Jersón.
Según el portavoz de la Defensa, teniente general Ígor Konashénkov, las tropas rusas atacaron posiciones de las Fuerzas Armadas ucranianas junto a la localidades de Razdolivka, Blahodatne, Krasnopolivka y Sieverne, las tres primeras situadas a entre 10 y 20 kilómetros al norte de Bájmut.
«En el frente de Donetsk las unidades del distrito militar Sur y voluntarios de unidades de asalto prosiguieron sus acciones ofensivas exitosas», señaló Konashénkov, en su habitual parte diario.
Además, la ciudad, que en 2020 tenía una población de poco más de 70.000 habitantes, está comunicada por sendas carreteras con Kramatorsk y Sloviansk, las principales plazas fuertes de Ucrania en la región oriental de Donetsk.
De acuerdo al último informe del estadounidense Instituto de Estudio de la guerra, la defensa de Bájmut ha permitido a Ucrania inmovilizar hasta ahora a un número importante de efectivos rusos e inhibir la capacidad del Ejército de Rusia de llevar a cabo ofensivas en otras partes del teatro de operaciones.
Sin embargo, el mando ruso informó hoy de «acciones ofensivas» en la región de Zaporiyia, en el sureste de Ucrania, en curso de las cuales, según el parte oficial, las tropas rusa ocuparon «mejores posiciones».
Por otro lado, Rusia volvió a advertir este domingo a Occidente de que suministrar armamento de ataque a Ucrania provocaría una «catástrofe global».
«Los suministros de armamento ofensivo al régimen de Kiev conducirán a una catástrofe global», escribió en su cuenta de Telegram el presidente de la Duma del Estado, Viacheslav Volodin.
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