La icónica temporada de otoño de subastas de Nueva York ha comenzado fuerte, pese a que el listón de récords del año pasado parecía imbatible. Un cuadro de Picasso titulado «Femme à la monte» a superado los 129 millones de euros en la noche del miércoles, volviéndose en la segunda obra más preciada del artista vendida en una subasta.
Picasso es un habitual de las grandes subastas neoyorquinas, pero este año, en el que se celebra el 50º aniversario de su muerte, su legado resuena con mas fuerza.
Los inicios de Fisher Landau como coleccionista se remontan al cobro de un seguro tras un robo a mano armada en su casa en Nueva York en 1969. La altruista se refería al episodio como el punto de inflexión que desvió su atención de su colección de joyas robadas a la pintura.
Landau murió a comienzos de año, a sus 102, dejando 120 piezas de artes modernas y contemporánea de colección que incluye obras de Mark Rothko, Andy Warhol, Willem de Kooning y Georgia O’Keeffe. El precio de la oferta del conjunto puede superar los 400 millones de dólares, según la casa de subastas. Junto con el Picasso, en la primera licitación se vendieron una de las icónicas pinturas de la bandera estadounidense de Jasper Johns, que alcanzó 41 millones de dólares, y un óleo de Ed Ruscha ilustre por la palabra Boss por 39,4 millones de dólares.
La temporada de otoño de Sotheby’s se distribuye de ocho subastas, empezando por la venta de dos días de la colección de Fisher Landau. Hasta el 16 de noviembre, la casa liquidará, entre otras, una colección de arte moderno con maravilloso y ilusorio Chagall como plato fuerte, el próximo lunes, y una velada dedicada al arte contemporáneo con un autorretrato de Basquiat con un precio de salida de 40 millones de dólares.
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