Durante este extenso período de aislamiento, Napa se aferró a la imagen de su madre, quien fue su principal fuente de motivación para seguir luchando por su vida.
«Lo único que quiero es llegar a mi ciudad natal, Pisco, a mi madre, porque por ella me aferré a la vida», declaró tras ser rescatado.
El pescador sobrevivió de milagro, alimentándose de lo que podía encontrar: pescados, cucarachas y tortugas. También aprovechaba las lluvias para beber agua, confiando en que «cuando Él quería me mandaba lluvia y me hacía vivir».
Según su relato, algunas veces un pez subía al bote y otras veces encontraba aves, que también aprovechaba para alimentarse. «Unas cuantas cucarachas por mi bote, les dije ‘piña, ustedes pagan pato’», comentó con humor.
El 11 de marzo de 2025, después de casi tres meses en el mar, Napa fue rescatado por un barco pesquero a unas 558 millas náuticas (aproximadamente 1,000 kilómetros) de las costas de Perú, en mar ecuatoriano.
Su situación fue detectada por el buque pesquero, que vio las gaviotas sobrevolando el área, lo que alertó sobre su presencia.
Tú que opina de este post