La ciudad de Nueva York comenzó a implementar desde este martes una serie de restricciones en los alquileres a corto plazo, que la plataforma de alojamiento turístico Airbnb considera como una prohibición efectiva de su actividad.
La reciente regulación requiere que todos los anfitriones se registren ante las autoridades locales, y prohíbe el alquiler de apartamentos completos por menos de 30 días cuando los propietarios no están presentes, una práctica que a menudo no se cumple en este tipo de operaciones.
En el pasado mes de junio, Airbnb presentó una demanda contra la ciudad y logró retrasar la implementación de las restricciones, que originalmente estaban programadas para entrar en vigor el 1 de julio.
No obstante, el mes pasado, una jueza desestimó la demanda, argumentando que es «racional» que las autoridades busquen supervisar la legalidad de los apartamentos que se ofrecen en alquiler.
En un comunicado en su sitio web, la plataforma de alojamiento turístico lamenta que su demanda haya sido desestimada y les recuerda a sus anfitriones que a partir de hoy tienen dos opciones: registrarse ante las autoridades o extender la duración de los alquileres a más de 30 días.
Al igual que en otras ciudades del mundo que enfrentan la presión del turismo, las autoridades de Nueva York creen que la proliferación de apartamentos turísticos contribuye al aumento de los precios de alquiler para los residentes permanentes y empeora la crisis de vivienda que afecta a la ciudad.
A pesar de la noticia, las acciones de Airbnb en la bolsa de Nueva York aumentaron un 7% aproximadamente media hora después del inicio de las operaciones.
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