Por: Leanlly Pérez- Este miércoles se produjo una nueva tragedia migratoria en las Islas Canarias, cuando una embarcación con alrededor de 160 personas a bordo volcó durante una operación de rescate en el puerto de La Restinga, en la isla de El Hierro.
Al menos siete personas perdieron la vida, entre ellas cuatro mujeres y tres menores de edad, incluidas dos niñas de apenas cinco años y una adolescente de 16, según confirmaron las autoridades canarias y el servicio de emergencias 112.
El incidente ocurrió cuando los migrantes estaban siendo trasbordados a una embarcación de Salvamento Marítimo.
Esta maniobra, considerada una de las más peligrosas del proceso de rescate, fue descrita por el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, como «uno de los momentos más delicados», ya que muchos de los rescatados llegan tras largas travesías marítimas en condiciones extremas, física y emocionalmente debilitados.
“Muchos llegan agarrotados, extenuados, sin fuerzas. Si no se les rescata de inmediato, se hunden rápidamente”, explicó Pestana.
Por su parte, el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, añadió que la estructura del cayuco tenía compartimentos internos, lo que provocó que varias personas quedaran atrapadas cuando la embarcación volcó. Esto habría dificultado aún más su evacuación y contribuido al número de víctimas mortales.
Este naufragio ha vuelto a poner en evidencia la alarmante vulnerabilidad de los migrantes que cruzan el océano Atlántico en frágiles embarcaciones, en su mayoría huyendo del hambre, la violencia o la pobreza extrema que viven en sus países de origen.
Las condiciones precarias del viaje, que en ocasiones dura semanas, y el estado crítico de salud en el que llegan a tierra firme, agravan aún más el riesgo de tragedias como esta.
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