Por: Leanlly Pérez- Marisa Paredes, una de las actrices más icónicas y respetadas del cine español, ha fallecido a los 78 años, según ha informado la Academia de Cine de España.
Nacida en Madrid en 1946, Paredes comenzó su carrera en el mundo de la actuación a una edad temprana, debutando en 1960 con la película Esta noche tampoco
. A lo largo de su prolífica carrera, que abarcó más de seis décadas, participó en más de 75 películas y en una extensa cantidad de piezas teatrales, consolidándose como una de las figuras más importantes de la cultura cinematográfica española.
Paredes fue especialmente conocida por su colaboración con el aclamado director Pedro Almodóvar. Su primer trabajo juntos fue en 1983 en la película Entre tinieblas, pero sería con su participación en otros proyectos como Tacones lejanos (1991), La flor de mi secreto (1995), Todo sobre mi madre (1999), Hable con ella (2002) y La piel que habito (2010) que alcanzaría fama internacional.
Su relación con Almodóvar fue tan estrecha que muchos la consideraban la «chica Almodóvar», un apodo que reflejaba la profunda conexión artística y personal entre ambos.
Además de su trabajo con Almodóvar, Marisa Paredes también trabajó con renombrados directores internacionales.
Destacan sus papeles en La vida es bella (1997) de Roberto Benigni, una película galardonada sobre la Segunda Guerra Mundial, y El espinazo del diablo (2001) de Guillermo del Toro.
Paredes también fue dirigida por cineastas de la talla de Fernando Trueba, Amos Gitai y Arturo Ripstein, entre otros, participando en adaptaciones literarias de obras como El coronel no tiene quien le escriba, basada en el relato de Gabriel García Márquez.
A lo largo de su carrera, Paredes recibió numerosos premios y distinciones. Entre ellos destacan el Fotogramas de Plata en 1991 como mejor actriz de cine, el Premio Nacional de Cinematografía en 1996 y el Premio Goya de Honor en 2018.
La Academia de Cine Español expresó su pesar por la pérdida de una de las actrices más emblemáticas de la industria, destacando su destacada trayectoria en el cine y su contribución a la cultura española.
Sin embargo, Marisa Paredes no solo fue reconocida por su carrera artística, sino también por su activismo político y feminista. Estaba profundamente comprometida con la democracia en España y siempre defendió la libertad de expresión.
Abogó por los derechos de las mujeres y fue una voz crítica contra el machismo presente en la industria cinematográfica. En particular, expresó su desacuerdo con la presión que Hollywood ejerce sobre las mujeres, especialmente con respecto al envejecimiento.
En una de sus últimas entrevistas, Paredes manifestó su rechazo a lo que denominó «la dictadura de Hollywood», afirmando que «la arruga es bella», en un acto de defensa de la belleza natural de las mujeres mayores en la industria.
Además de su activismo en favor de la igualdad de género, Marisa Paredes desempeñó un papel clave como presidenta de la Academia del Cine Español entre 2000 y 2003, un período en el que defendió con firmeza la libertad de expresión, especialmente durante la controversia sobre la Guerra de Irak.
Su labor en la institución fue una de las muchas formas en que Paredes demostró su compromiso con la cultura y la justicia social.
Marisa Paredes deja tras de sí una carrera llena de éxitos, premios y reconocimiento, y un legado que trascenderá más allá de sus papeles en el cine.
La academia, sus compañeros de profesión y el público lamentan profundamente su pérdida, recordándola como una de las grandes figuras del cine español, cuyo impacto en la industria y en la sociedad perdurará por siempre.
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