Por: Leanlly Pérez- En un hecho sin precedentes desde la Reforma del siglo XVI, los reyes Carlos III y Camila de Inglaterra se unieron al papa León XIV en una jornada de oración y reflexión en la Capilla Sixtina, marcando un paso histórico hacia la reconciliación entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia católica.
El evento, presidido por el pontífice y el arzobispo anglicano de York, reunió en un mismo altar a los líderes de las dos iglesias cristianas que durante siglos han estado separadas por profundas diferencias. Acompañados por la majestuosidad del fresco El juicio final de Miguel Ángel, los monarcas participaron en un servicio ecuménico lleno de simbolismo y música interpretada por coros tanto del Vaticano como de las capillas reales británicas.
Durante su estancia en Roma, el rey Carlos III recibió el título honorífico de “Confrater Real” en la basílica de San Pablo Extramuros, gesto que simboliza la comunión espiritual entre ambas iglesias. A su vez, el monarca otorgó al papa León XIV el título de “Confrater Papal de la Capilla de San Jorge, Castillo de Windsor”, reforzando el espíritu de reciprocidad y colaboración.
La visita llega en un momento delicado para la familia real británica, bajo la sombra del escándalo de Jeffrey Epstein que involucra al príncipe Andrés, hermano del rey, quien recientemente anunció que renunciará a sus títulos. Pese a las tensiones mediáticas, el encuentro con el Papa ha sido interpretado como un respiro espiritual y diplomático para la monarquía.
Además de la ceremonia religiosa, Carlos y León XIV sostuvieron una reunión privada sobre sostenibilidad ambiental, tema que ambos líderes promueven activamente desde sus respectivas instituciones. La cita se enmarca dentro de las actividades previas al Año Santo 2025, celebración especial del cristianismo que ocurre cada 25 años.
El cardenal Vincent Nichols, arzobispo católico de Westminster, calificó la visita como “una señal profunda de cooperación y fe compartida”, recordando que el rey sigue el legado de su madre, la reina Isabel II, quien visitó Roma en seis ocasiones.
Este encuentro también ocurre en medio de cambios y tensiones internas dentro de la Comunión Anglicana, tras la reciente elección de la primera mujer arzobispo de Canterbury, Sarah Mullally, lo que ha generado divisiones entre sectores conservadores y progresistas de la iglesia.
Pese a las diferencias doctrinales, el gesto de oración compartida entre el Papa y los reyes británicos representa un mensaje de unidad, respeto y esperanza, marcando un capítulo histórico en las relaciones entre Roma y Londres.


