Por: Leanlly Pérez- El régimen de Nicolás Maduro ha incumplido su promesa hecha en diciembre de 2023 a la administración de Joe Biden, de no utilizar a los estadounidenses detenidos en Venezuela como instrumentos de canje, como lo había hecho en el pasado.
En aquel entonces, Venezuela había liberado a dos sobrinos de la esposa de Maduro, Cilia Flores, condenados por narcotráfico en Estados Unidos, así como a Alex Saab, un comerciante colombiano que ahora ocupa un cargo de ministro en Venezuela. A pesar de este compromiso, en lo que va de 2024, al menos ocho estadounidenses han sido detenidos bajo acusaciones de terrorismo y magnicidio, lo que genera tensiones tanto a nivel diplomático como político.
Entre los detenidos más conocidos se encuentra Wilbert Joseph Castañeda Gómez, un exmilitar estadounidense y miembro de los Navy SEAL, quien fue arrestado en el estado de Aragua en Venezuela. Castañeda Gómez es acusado de liderar un complot para asesinar a Nicolás Maduro y a otros funcionarios del régimen, incluidos los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, y se le vincula con la planificación de atentados.
El régimen venezolano ha presentado a Castañeda como un experto en explosivos y tácticas de combate, argumentando que fue entrenado específicamente en varios países de América Latina, como Colombia, Bolivia y Ecuador. La detención de Castañeda ha generado una gran controversia, con el gobierno venezolano acusando a Estados Unidos de estar detrás de un supuesto plan para desestabilizar el país.
Otro caso destacado es el de Jonathan Pagan González, un puertorriqueño detenido en el estado de Zulia, quien según las autoridades venezolanas, tenía la misión de infiltrarse en grupos religiosos con el objetivo de desestabilizar el país. Pagan González fue arrestado tras supuestos vínculos con grupos terroristas y opositores a Maduro, aunque las pruebas presentadas por el régimen no han sido claras ni verificables.
Otros estadounidenses detenidos incluyen a David Estrella, Aaron Barret Logan, Gregory David Werber, y David Gutenberg Guillaume, quienes han sido acusados de conspirar contra el régimen de Maduro de diversas formas, incluyendo sabotajes cibernéticos, ataques terroristas y apoyo a movimientos de oposición.
Las autoridades venezolanas han utilizado estas detenciones como una manera de vincular a la oposición política, en especial a la líder opositora María Corina Machado, con supuestos planes de conspiración internacional. Según el ministro del Interior, Diosdado Cabello, los detenidos forman parte de un plan más amplio orquestado por la CIA, la DEA y otros servicios de inteligencia internacionales, con el objetivo de derrocar al gobierno de Maduro y crear caos en Venezuela.
Cabello ha mencionado que la conspiración involucra a varios exfuncionarios colombianos, así como a figuras de la oposición venezolana, lo que ha servido para reforzar la narrativa oficial de que los opositores y actores internacionales están detrás de los intentos de desestabilización en el país.
En cuanto a los detenidos extranjeros, Cabello también hizo referencia a otros casos, incluyendo el de Fabián Buglione, un uruguayo detenido en noviembre de 2024. Buglione había viajado a Venezuela para visitar a su pareja, pero fue arrestado y acusado de estar involucrado en actividades conspirativas contra el régimen.
A pesar de que el gobierno de Uruguay ha expresado su preocupación por la detención de Buglione, no ha recibido información clara ni oficial sobre su paradero o situación legal.
El régimen venezolano ha intensificado las acusaciones de conspiración y terrorismo, lo que ha generado una mayor represión contra los opositores y activistas en el país. Desde la llegada de Cabello al Ministerio del Interior, más de una veintena de extranjeros han sido detenidos bajo sospechas de ser parte de redes conspirativas, aunque la falta de pruebas concretas y la opacidad del régimen han dificultado una evaluación imparcial de los hechos.
En este contexto, las relaciones entre Venezuela y varios países, especialmente Estados Unidos y países de Europa, siguen siendo tensas. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por el uso de detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas, especialmente en un país donde el gobierno de Maduro sigue siendo acusado de violaciones a los derechos humanos y de sofocar a la oposición política.
Las detenciones de estadounidenses, junto con las acusaciones de terrorismo y sabotaje, han intensificado el aislamiento diplomático de Venezuela, mientras que el régimen continúa utilizando estos incidentes como una herramienta de propaganda interna para justificar su control autoritario y rechazar las críticas externas.
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