Asia.- Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos (EE. UU.) y tercera funcionaria pública en la línea de sucesión después del presidente y el vicepresidente, es la detonante de una creciente guerra geopolítica entre China y EE. UU. por Taiwán.
Pelosi llegó este martes a Taiwán como parte de su gira por Asia, siendo esta, la primera vez en 25 años que un alto funcionario estadounidense visita la isla.
Sin embargo, dado que el viaje no aparecía en el itinerario público de Pelosi, cuando empezaron a surgir rumores de su posible parada por Taipéi, capital de la autogobernada isla, la reacción del gigante chino no se hizo esperar.
China, quien reclama a la isla como parte de su territorio, considerándola una “provincia rebelde”, prometió tomar «medidas decididas y contundentes» si seguían adelante con el viaje, amenazando con que sus militares «no se quedarán de brazos cruzados».
«La soberanía de China no puede infringirse, y el pueblo chino no se puede humillar, y la reunificación de China no será detenida”, dijo el embajador de China en EE. UU, Qin Gang.
Insistió posteriormente en que «harán todo lo que podamos para responder y proteger nuestra soberanía e integridad territorial, nuestra respuesta será muy firme, fuerte y contundente”.
Ejercicios militares
A su vez, Taiwán inició sus ejercicios militares anuales Han Kuang, que tienen una semana de duración y simulan una invasión enemiga, como táctica de exposición de su poder armamentístico.
Por su parte, desde mayo de este año el gobierno estadounidense, dirigido por Joe Biden expresó que su país respondería militarmente si China intervenía en Taiwán.
Una acción que entienden está impulsada por el contexto de la invasión de Rusia a Ucrania, el cual generó preocupación en Taipéi por una posible acción similar de Beijing.
Todo esto dado que Beijing no ha descartado el uso de la fuerza para tomar el control de Taiwán y ha estado ejerciendo una creciente presión militar sobre la isla, enviando aviones a su autodeclarada zona de identificación de defensa aérea.
Caso parecido fue el de junio de 2021, cuando un grupo de senadores estadounidenses volaron a Taiwán en un avión militar para anunciar una importante donación de vacunas contra el covid-19.
China percibió este viaje como la última de una serie de provocaciones y en octubre de ese mismo año, al rededor de 150 de sus aviones de guerra volaron cerca del espacio aéreo de Taiwán.
«Apoyamos la política de «Una Sola China», apoyamos todo lo que hemos hecho en el pasado, pero eso no significa que China tenga la capacidad, la jurisdicción para entrar y usar la fuerza para apoderarse de Taiwán”, señaló Biden.
Mientras tanto, Estados Unidos sigue proveyendo de armamento defensivo a Taiwán para que pueda defenderse de una posible invasión.
Todo esto propiciado por las incesantes discordias entre los gobiernos de Beijing y Taipéi, quienes por motivos históricos se proclaman así mismos como gobernantes legítimos de todos los territorios de china.
Rivalidad China-Taiwán
Desde principios del siglo XVII, un importante número de migrantes empezaron a llegar a Taiwán desde China, muchos escapando de la agitación política o la penuria.
La mayoría eran chinos hoklo, procedentes de la provincia de Fujian, o chinos hakka, provenientes de Cantón.
Los descendientes de estas dos olas migratorias conforman la mayor parte de la población actual.
En 1895, después de la victoria de Japón en la primera guerra sino-japonesa, el gobierno Qing no tuvo más opción que ceder Taiwán a Japón.
Pero, después de su rotunda derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón tuvo que renunciar al control de todos los territorios que había ocupado en China.
La entonces República de China, uno de los países vencedores en esa guerra, empezó a gobernar Taiwán con el consentimiento de los aliados Estados Unidos y Reino Unido.
Sin embargo, la guerra civil de China, que se había iniciado en 1927, continuó tras la II Guerra Mundial y, pocos años más tarde, las tropas del gobierno de Chiang Kai-shek fueron derrotadas por las fuerzas comunistas lideradas por Mao Zedong.
Chiang y lo que quedaba de su gobierno nacionalista del Kuomintang (KMT) se refugiaron entonces en la isla de Taiwán, en 1949, proclamando la República de China en ese territorio, defendiendo que seguían siendo su gobierno legítimo.
Después de décadas de retórica hostil, China y Taiwán empezaron a tender lazos en los años 80.
China abogó por la fórmula conocida como «un país, dos sistemas», bajo la cual Taiwán podría ejercer una autonomía significativa si aceptaba la reunificación con China.
La oferta fue rechazada por Taiwán, pero el territorio relajó las restricciones de visitas e inversiones en la China continental.
Hubo breves conversaciones entre ambas partes a través de representantes extraoficiales, pero la insistencia de Pekín en que la República de China en Taiwán es ilegítima no permitió contacto de gobierno a gobierno.
Relación EE. UU. – Taiwán
Conociendo su delicada situación con China, a pesar de que Estados Unidos no tiene relaciones diplomáticas formales con Taiwán, ambos mantienen vínculos cercanos no formales y acercamientos abiertos en materia económica.
Esto como parte de su estrategia “neutral” cuyo objetivo es mantener un control sobre el enfrentamiento al disuadir a China manteniendo abierta la posibilidad de una respuesta militar estadounidense.
A su vez, se pretende privar a Taiwán de las garantías estadounidenses que podrían llevarlo a presionar por su independencia oficial.
Siendo que el Gobierno estadounidense apoyaba a Taipéi desde la Segunda Guerra Mundial, cuando eran aliados del Kuomintang y no reconocieron inicialmente la legitimidad de los comunistas.
Sin embargo, en 1971 los miembros de la ONU reconocieron la legitimidad de la República Popular China.
Posteriormente, en esa misma década, durante la Guerra Fría, China y Estados Unidos se acercaron y la embajada estadounidense terminó trasladándose de Taipéi a Beijing.
Desde entonces, China ha elevado la presión sobre las empresas internacionales, forzándolas a incorporar a Taiwán como parte de China en sus páginas en internet.
De lo contrario, China las amenazaba con frenar sus ambiciones comerciales en el gigante asiático.
Por su parte, EE. UU. ha estado intensificando sus contactos con Taiwán y manifestando su apoyo a Taipéi.
Pekín criticó abiertamente la reunión, advirtiendo a EE. UU. de «no enviar las señales equivocadas a los defensores de la ‘independencia taiwanesa’ para evitar dañar severamente las relaciones China-EE. UU.»
Hasta el momento, China sigue considerando a Taiwán como una provincia separatista y está comprometida con la reunificación, por la fuerza, si es necesario, adhiriéndose a su política de «Una sola China».
Pero el liderazgo taiwanés asegura que es mucho más que una provincia, argumentando que es un Estado soberano.
Pelosi en Taiwán
Luego de un sin fin de cuestionamientos hacia su visita a Taiwán, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU. expresó:
«Nuestras conversaciones con los líderes de Taiwán se centrarán en reafirmar nuestro apoyo a nuestro socio y en promover nuestros intereses compartidos. Entre ellos el avance de una región del Indo-Pacífico libre y abierta», indicó el comunicado de Pelosi. «La solidaridad de Estados Unidos con los 23 millones de habitantes de Taiwán es más importante hoy que nunca, ya que el mundo se enfrenta a una elección entre la autocracia y la democracia».
Minutos después de que Pelosi llegara la isla, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China condenó la visita y advirtió que tomaría «todas las medidas necesarias» para salvaguardar su soberanía.
La Cancillería señaló que Pelosi aterrizó en la isla «sin tener en cuenta la fuerte oposición y las representaciones serias de China».
Añadió que esta es «una violación grave del principio de una sola China y de las disposiciones de los tres tratados conjuntos de China y EE. UU. Tiene un impacto profundo sobre la base política de las relaciones China-EE. UU. e infringe gravemente la soberanía y la integridad territorial de China».
Luego se anunció que el Ejército de China comenzará ejercicios alrededor de Taiwán como respuesta a la visita de Pelosi a la isla autónoma.
Las declaraciones del Ministerio de Defensa y del Comando del Teatro del Este mencionaron una serie de «operaciones militares dirigidas para contrarrestar la situación».
“A partir de la noche del 2 de agosto, el Comando del Teatro del Este ejecutará una serie de operaciones militares conjuntas alrededor de la isla de Taiwán y realizará ejercicios aéreos y marítimos conjuntos en los espacios marítimos y aéreos del norte, suroeste y sureste de la isla de Taiwán, llevará a cabo disparos de munición real de largo alcance en el Estrecho de Taiwán y organizará pruebas de fuego guiado regularmente en las aguas orientales de la isla de Taiwán”, anunció el coronel Shi Yi, portavoz del Comando del Teatro del Este.
“Esta acción es un disuasivo solemne contra la reciente gran escalada de las acciones negativas de Estados Unidos sobre el tema de Taiwán. Y una advertencia seria a las fuerzas de la ‘independencia de Taiwán’”, agregó el comunicado.
Previo llegada Pelosi
Horas antes de que Pelosi aterrizara en Taipéi, el canciller de China, Wang Yi, hizo eco de las advertencias del presidente Xi Jinping de que Estados Unidos no debería «jugar con fuego» en Taiwán.
En ese sentido, el ministro de Relaciones Exteriores reiteró la posición de Beijing frente a que cualquier interferencia con su principio de una sola China es una «línea roja indiscutible».
Por su parte, la Casa Blanca reaccionó este martes a la visita, señalando que el viaje de Pelosi era consistente con la política de Washington respecto a Taiwán.
Añadió, además, que Estados Unidos observaría de cerca las acciones de China después de que la presidenta de la Cámara saliera del país.
«Obviamente, vamos a estar observando esto de cerca. No hay razón para que esta visita se convierta en un evento que lleve a una crisis o un conflicto, ni en un pretexto que los chinos podrían tratar de azuzar para algún tipo de acción militar», señaló el coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
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