Por: Leanlly Pérez- Nawaf Salam, el nuevo primer ministro designado de Líbano, ha prometido reconstruir el país tras la devastadora guerra con Israel y la grave crisis económica que ha afectado a la nación.
Salam hizo estas declaraciones tras reunirse con el recién elegido presidente de Líbano, Joseph Aoun, quien asumió el cargo la semana pasada. Con la nominación de Salam y la confirmación de Aoun, Líbano finalmente tiene un nuevo gobierno después de dos años de administración provisional.
Durante su intervención, Salam afirmó que no marginará a ningún grupo político, lo que podría ser un intento de suavizar las tensiones con Hezbollah, que en años anteriores se opuso a su nombramiento como primer ministro y este año había mostrado su preferencia por otro candidato.
La relación entre Salam y Hezbollah ha sido tensa, especialmente porque la organización considera que Salam es un candidato respaldado por Estados Unidos, algo que ha complicado su camino hacia el cargo.
La guerra de 14 meses entre Hezbollah e Israel, que concluyó en noviembre con un alto el fuego mediado por Estados Unidos, ha dejado una estela de destrucción, con más de 4,000 muertos y más de 16,000 heridos, además de causar daños millonarios en infraestructuras del país.
A pesar de los desafíos políticos internos y externos, Salam expresó su determinación de trabajar en la reconstrucción de Líbano, extendiendo la autoridad del Estado a todo el país.
Esta medida incluiría la implementación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exige la retirada de las tropas israelíes del sur de Líbano y la disuasión de la presencia armada de Hezbollah en las cercanías de la frontera con Israel.
Además de los efectos de la guerra, Líbano enfrenta una profunda crisis económica, alimentada por décadas de corrupción y una parálisis política que ha dejado al país en ruinas. El sistema bancario está casi colapsado, los servicios públicos están en manos de generadores privados y el sector eléctrico está casi fuera de control estatal.
En 2020, la pandemia de COVID-19 empeoró la situación, y la explosión en el puerto de Beirut, que fue una de las más grandes no nucleares de la historia, causó aún más devastación en la capital.
A pesar de estos desafíos, Salam se comprometió a implementar reformas fundamentales y a establecer un programa que permita a Líbano reconstruir su economía.
Aseguró que trabajará en colaboración con todos los actores para llevar a cabo las reformas necesarias, que son vistas como clave para desbloquear miles de millones de dólares en inversiones y préstamos de la comunidad internacional.
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