Pro: Leanlly Pérez- Han pasado 65 años desde el asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, un crimen que indignó a la nación, fortaleció el movimiento antitrujillista y precipitó el derrumbe de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Las hermanas, nacidas en Ojo de Agua, Salcedo, se habían convertido en un símbolo de resistencia por su activismo político y por su apoyo al Movimiento 14 de Junio, liderado por Manuel Aurelio Tavárez Justo, esposo de Minerva. Desde enero de 1960, el régimen había desatado una ola de persecución y encarcelamientos contra miembros del movimiento, incluidos los esposos de las Mirabal.
Pese a las amenazas, las tres mujeres viajaban cada semana a Puerto Plata para visitar a sus esposos presos. El 25 de noviembre de 1960, cuando regresaban de la cárcel de San Felipe, fueron interceptadas por agentes del régimen. Según testimonios históricos, fueron golpeadas salvajemente y asesinadas junto a su chofer, Rufino de la Cruz. Los cuerpos fueron colocados en un vehículo y lanzados por un precipicio para simular un accidente. La versión oficial nunca convenció a la población.
El crimen provocó un repudio generalizado contra Trujillo, incluso entre sectores que hasta entonces habían guardado silencio. Menos de un año después, el dictador fue ajusticiado.
Las Mirabal, conocidas como “Las Mariposas”, se convirtieron en un símbolo de la libertad dominicana. Minerva había sido una de las primeras mujeres en estudiar Derecho en el país y desafió abiertamente a Trujillo desde la juventud. Su prestigio social, preparación y liderazgo hicieron de ellas un objetivo directo para la dictadura.
A lo largo de los años, investigaciones y testimonios han revelado que varios de los verdugos de las Mirabal lograron evadir la justicia o vivieron ocultos, algunos con nuevas identidades.
Su legado trascendió las fronteras nacionales. En 1999, la ONU declaró el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en honor a su sacrificio.
Hoy, las Mirabal siguen siendo un símbolo eterno de valentía, dignidad y resistencia. Tres mujeres que la dictadura intentó borrar, pero que terminaron encendiendo el camino hacia la libertad.


