Por: Leanlly Pérez- El salario mínimo en Venezuela continúa fijado en 130 bolívares desde marzo de 2022, lo que equivale actualmente a solo medio dólar al mes, según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV). Esta cifra afecta a millones de empleados públicos y pensionados, y expone la gravedad de la crisis económica del país.
El tipo de cambio oficial ubicó el dólar en 262 bolívares este martes, reduciendo aún más el poder adquisitivo de un salario que hace tres años equivalía a unos 30 dólares. Aunque este monto sirve de referencia para vacaciones, utilidades y liquidaciones, su impacto real es prácticamente nulo.
Un economista consultado por EFE aseguró que “es imposible vivir con este monto en Venezuela” y explicó que la mayoría de la población depende de bonos gubernamentales, ayudas y remesas para subsistir. Además, señaló que la economía venezolana, con baja productividad y altos costos operativos, no permite incrementos salariales sostenibles.
El número de personas que reciben este salario mínimo es enorme: más de 5.5 millones de empleados públicos y 4.5 millones de pensionados, según Transparencia Venezuela y la ONG Provea. Elevar el ingreso a niveles cercanos al costo de vida —como 250 dólares mensuales— sería inviable, pues superaría los ingresos petroleros y tributarios del país.
Ante la imposibilidad de aumentar el salario base, el régimen ha recurrido a bonos que pueden alcanzar hasta 160 dólares mensuales, pero que no inciden en los beneficios laborales ni reemplazan un salario formal digno.
Mientras tanto, el costo de la canasta básica continúa muy por encima de los ingresos promedio. El Cendas-FVM ubicó su valor en 503,73 dólares en abril, abriendo una brecha cada vez mayor entre lo que gana un trabajador y lo que necesita para vivir.
La distancia entre los salarios reales y las obligaciones constitucionales del Estado, que exige garantizar ingresos suficientes para una vida digna, sigue sin resolverse y afecta a millones de familias venezolanas.


