Este viernes 30 de mayo se cumplen 64 años del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo, un hecho que puso fin a una de las etapas más oscuras y represivas de la historia dominicana y marcó el inicio de un nuevo capítulo para el país.
Impulsados por el anhelo de liberar a su pueblo del régimen más sanguinario que ha conocido la República Dominicana, uno que durante 31 años sembró el terror y cobró la vida de más de 50 mil personas, un grupo de valientes hombres decidió actuar y poner fin a la tiranía.
El grupo responsable de la ejecución del dictador estuvo integrado por nueve hombres: Antonio de la Maza, Juan Tomás Díaz, Antonio Imbert Barrera, Modesto Díaz, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadhalá, Roberto Pastoriza, Huáscar Tejeda y el teniente Amado García Guerrero.
Los ajusticiadores se organizaron en tres vehículos con el objetivo de emboscar tirano. El plan inicial era capturarlo con vida y entregarlo al ministro de las Fuerzas Armadas, quien, según lo acordado, encabezaría un golpe de Estado, pero los acontecimientos no se desarrollaron como se había previsto.
Uno de los grupos siguió al dictador en un automóvil Chevrolet negro, mientras los demás esperaban una señal: encender y apagar tres veces las luces del vehículo para avanzar y bloquear a Trujillo.
Sin embargo, la señal nunca se emitió; al ver que ya lo seguían, los demás decidieron actuar por su cuenta y rebasaron el vehículo en el que se desplazaba el dictador.
Faltando poco para las 10:00 de la noche del 30 de mayo de 1961, se produjo el enfrentamiento en la avenida George Washington, lugar que se convirtió entonces en el escenario del hecho que cambiaría el rumbo del país.
Los ajusticiadores realizaron aproximadamente 60 disparos, de los cuales siete impactaron al dictador, cuyo cuerpo quedó tendido sobre el asfalto.
Tras el ajusticiamiento, la represión fue implacable. Muchos de los implicados fueron asesinados en venganzas brutales, sus cuerpos sometidos a torturas y sus familias estigmatizadas.
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