Ante la visita del presidente de Colombia, Gustavo Petro, el gobierno de Haití habría destinado más de 3.8 millones de dólares para ampliar la pista de aterrizaje del aeropuerto de la ciudad costera de Jacmel, reparar sus calles, renovar el ayuntamiento y restablecer el suministro eléctrico a una población que ha estado sin electricidad durante al menos tres años.
La rapidez con la que se concretaron los fondos y los equipos inspeccionaron la ciudad sorprendió a muchos haitianos en un país cuya infraestructura está colapsando y donde la violencia de las pandillas ha obligado a más de un millón de personas a desplazarse.
Aunque Petro expresó su agradecimiento por la cálida recepción que recibió en Haití, la población de la isla no mostró entusiasmo por su llegada, principalmente porque su visita implicó una inversión gubernamental millonaria.
«El gobierno no tiene dinero para sacarnos del campamento ni para garantizar la seguridad del país, pero sí tiene 500 millones de gourdes para gastar en sí mismo durante unos días», cuestionó Antoine Jean-Baptiste, un electricista desempleado de 44 años vive en un refugio improvisado.
Baptiste cuestionó el gasto del gobierno para volar a Jacmel, ya que viajar por carretera hacia allí es extremadamente peligroso debido al control que tienen las pandillas sobre las principales rutas que conectan con Puerto Príncipe.
El pasado miércoles, Petro llegó a la pista recientemente ampliada, donde fue recibido con una alfombra roja, soldados armados y numerosas banderas colombianas ondeando a lo largo de las calles que recorrió hasta llegar a un hotel de lujo para reunirse con funcionarios haitianos.
Alfred Métellus, el nuevo ministro de Economía y Finanzas de Haití, justificó que la ampliación de la pista contribuirá al impulso económico de Jacmel, al anunciar la inversión en una conferencia de prensa el martes.
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