Esta confesión llega en medio de una creciente controversia, marcada por su reciente detención en Tailandia por posesión de especies protegidas de forma irregular y por la filtración de audios en los que supuestamente hablaba de envenenar perros. Cuesta explicó que el video es parte de “un acuerdo”, aunque no ofreció más detalles sobre dicho pacto.
A lo largo del video, visiblemente afectado, Frank Cuesta se responsabilizó de haber engañado a sus seguidores durante años. Admitió que ha interpretado a un personaje, víctima de su mitomanía y su ego, y que todo fue parte de un show que se le fue de las manos.
«Ni soy veterinario ni soy herpetólogo. Tengo conocimientos que no son básicos, pero tampoco son profesionales», declaró. Añadió que su llamado «Santuario Libertad», en el que supuestamente rescataba animales, en realidad funciona más como una granja donde muchos ejemplares murieron debido a su propia negligencia.
Respecto a su salud, Cuesta desmintió que padezca cáncer, como había afirmado durante años. En su lugar, indicó que sufre de una mielodisplasia, una afección de la médula ósea que no es terminal, pero que había exagerado para dar una imagen más dramática y generar empatía.
Finalmente, Frank Cuesta pidió disculpas públicas a todos los que se han sentido engañados o defraudados. Reconoció haber aprovechado la buena fe de muchas personas y expresó su pesar por haber perdido su credibilidad.
Con esta revelación, pone fin a una etapa de su vida y deja en evidencia los riesgos de construir una imagen pública basada en falsedades, incluso en nombre de causas nobles como la protección animal.
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