Decenas de personas despidieron en Jerusalén a la periodista Shireen Abu Akleh, quien murió el miércoles de un tiro en la cabeza mientras cubría una redada del Ejército israelí en Cisjordania. El funeral estuvo marcado por una mezcla de tristeza y enojo, además de enfrentamientos entre algunos asistentes y la Policía.
Su ataúd casi termina en el suelo, cuando los policías se metieron entre una multitud de palestinos reunidos a su alrededor.
La policía israelí informo que los agentes en el lugar «se vieron obligados a utilizar medios de dispersión de disturbios» después de ser atacados.
El funeral se desarrolló más tranquilamente después.
El gobierno israelí y las autoridades palestinas coinciden en que su muerte es una tragedia. Pero hasta ahí llegan las coincidencias.
En los últimos días se dieron fuertes acusaciones desde la parte palestina, y también de la central de Al Jazeera, en Qatar, contra el gobierno de Israel.
En una ceremonia funeraria que se realizó el jueves en Ramala, el presidente palestino, Mahmud Abbas, señaló:
«Responsabilizamos plenamente a las autoridades de ocupación israelíes por su asesinato, y en este crimen no se podrá ocultar la verdad”.
Shireen Abu Aqla
Nacida en 1971 en el seno de una familia cristiana en Jerusalén este ocupado, esta palestina, que también era ciudadana estadounidense, estudió periodismo en la universidad Yarmouk de Jordania, antes de cofundar la radio «Voz de Palestina», con sede en Ramalá.
Llevaba ejerciendo la profesión y cubriendo el conflicto entre su Palestina natal e Israel durante 25 años. En efecto, llevaba un cuarto de siglo entregada a su profesión y a contar los hechos.
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