Luego su caída por debajo del dólar y la vuelta a la paridad con el billete verde, a mediados de julio, el euro vuelve a desplomarse.
Aunque la primera caída representó su primera vez en 20 años, varios segundos después, el euro logró recuperarse.
Afectado por las expectativas de que la Reserva Federal estadounidense se apegará a sus planes de aumento de las tasas de interés.
En consonancia con la determinación de varios de sus miembros de endurecer su política monetaria.
Mientras la economía europea se resiente además por la subida de los precios de la energía, que limitará el margen de maniobra del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de Inglaterra.
El euro perdió un 0.35 % frente a 1.0000 dólares en la zona europea, tras haber caído a 0.9994 dólares, un nivel que no se veía desde mediados de julio.
Por lo que, la divisa europea está así reflejando la desventaja que afronta la zona euro frente a Estados Unidos en un escenario de recesión.
La disminución en el precio del euro es también una complicación más a la hora de contener la inflación.
Puesto que, la mayoría de materias primas que consume la zona euro se importan y se pagan en dólares.
Inflación en Europa
El alza de los precios de la energía es una amenaza inflacionista continua para la zona euro que la economía estadounidense sufre con menor intensidad.
La Fed estadounidense tiene además mayor margen de maniobra para combatir la inflación sin dañar en exceso la economía.
Con una tasa de desempleo mínima y en niveles previos a la pandemia, hay muchos factores que juegan en contra del euro.
Por su parte, los inversores temen un recrudecimiento de la crisis energética después de que Rusia anunciara de nuevo una interrupción de tres días del suministro de gas a Europa a finales de mes a través del gasoducto Nord Stream.
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