Francisco pidió en particular que «callen las armas» en Ucrania, donde el conflicto continúa devastando el país, e hizo un llamado a realizar «gestos de diálogo» en aras de alcanzar una «paz justa y duradera».
Este mensaje fue pronunciado horas después de que Rusia lanzara más de 70 misiles contra la infraestructura energética ucraniana en pleno día de Navidad, un acto que aumentó aún más la preocupación por la seguridad y el sufrimiento de la población civil en la región.
En su discurso, el Papa también denunció la grave situación humanitaria en la Franja de Gaza, donde el conflicto con Israel ha generado numerosas víctimas y desplazados. Francisco pidió un alto el fuego y la liberación de los rehenes israelíes aún retenidos por el grupo Hamás.
El Papa aprovechó la ocasión para recordar a las víctimas de diversos conflictos en todo el mundo, incluyendo Sudán, donde la guerra de 20 meses ha dejado millones de desplazados y una hambruna que afecta a millones de personas.
La ONU ha alertado sobre la posibilidad de que la situación empeore, convirtiéndose en una de las mayores crisis humanitarias del mundo. Además, el Pontífice citó otros países como Haití, Venezuela, Colombia y Nicaragua, haciendo un llamado para encontrar soluciones eficaces y justas que promuevan la paz y la armonía social en esas naciones.
Francisco, de 88 años, denunció con fuerza la «crueldad» de los ataques a civiles, como los bombardeos en Gaza que han afectado a escuelas y hospitales, y expresó su solidaridad con las víctimas de estos conflictos, particularmente los niños.
En su misa de Navidad, ya había expresado su dolor por los «niños ametrallados» y las «bombas sobre escuelas u hospitales», condenando con firmeza la violencia indiscriminada que afecta a las poblaciones más vulnerables. El Papa concluyó su mensaje pidiendo que el espíritu de Navidad inspire actos de paz y reconciliación, invitando a todos a trabajar por un mundo más justo y lleno de solidaridad.
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