El color y sus distintas tonalidades en la piel de ranas y sapos podrían servir como una herramienta fundamental para contrarrestar el estrés ambiental y combatir patógenos, según una investigación divulgada en Nature Communications.
La investigación, que se apoya en información sobre el 41 por ciento de las especies de anuros (ranas y sapos) a nivel mundial, plantea que el tono de piel en estos anfibios podría tener un impacto en su habilidad para adaptarse a un entorno ambiental en constante cambio.
Existen en el mundo más de 5,000 especies de anuros, que incluyen ranas y sapos, conformando un grupo diverso con una amplia gama de colores distintivos.
Cierto anfibio, cuyo colorido puede señalar su toxicidad, se muestra con tonalidades brillantes para alertar a los depredadores, mientras que otros se adaptan a su entorno, mimetizándose para pasar inadvertidos.
Los análisis previos, aunque en escalas reducidas y en otros animales, indican que la coloración puede tener un papel crucial más allá de sus funciones especializadas en los anuros. Sin embargo, para confirmarlo, es esencial investigar una amplia variedad de especies en diversos entornos ambientales.
El reciente estudio, dirigido por Ricarda Laumeier de la Philipps-Universität Marburg en Alemania y realizado junto a científicos de la Universidad de Yale en Estados Unidos, ha investigado cómo la luminosidad de la coloración en ranas y sapos se vincula con la regulación de la temperatura, la defensa contra la radiación ultravioleta B (UVB) y la resistencia a los patógenos.
Los investigadores recolectaron datos de 3.059 especies de ranas y sapos de distintas partes del mundo, incluyendo la rana arborícola de orejas limadas, la rana venenosa verde y negra, la rana de goma roja y la rana de cristal resplandeciente, lo que representa casi la mitad de todas las especies de anuros conocidas.
Hallazgos
Encontraron que estos anfibios tienden a tener tonos más oscuros en áreas con condiciones más frías, como zonas montañosas y latitudes septentrionales. Además, esto ocurre también en lugares donde hay una mayor exposición al estrés por radiación UVB y un mayor riesgo de infección por patógenos, como en Madagascar, Perú y Ecuador.
El estudio también plantea la posibilidad de que la mayor tolerancia al calor en las ranas y sapos de colores más claros pueda ir acompañada de una mayor vulnerabilidad a patógenos como el hongo quítrido de los anfibios, una enfermedad pandémica entre ellos, y a la radiación UVB.
La investigación reveló que la relevancia de estos factores en la coloración de los anuros varía dependiendo de la ubicación geográfica: la resistencia a patógenos es más crucial en regiones tropicales, mientras que la termorregulación prevalece en áreas templadas.
Los investigadores concluyen que, dada la disminución de poblaciones de anfibios debido al calentamiento global y la invasión de patógenos, estos hallazgos podrían ser útiles para anticipar cuáles especies de ranas y sapos son más susceptibles y en qué áreas residen.
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