Estados Unidos movió sus embarcaciones desplegadas en el Caribe como medida preventiva ante el impacto del huracán Melissa, actualmente en su máxima categoría.
En agosto, Washington desplegó siete buques de guerra junto a aviones de combate F-35 como parte de sus operaciones contra el narcotráfico.
Las fuerzas estadounidenses «han implementado planes para condiciones climáticas adversas y se han alejado de cualquier área donde las condiciones climáticas actuales o pronosticadas sean peligrosas y puedan representar niveles inaceptables de riesgo», informó el Comando Sur del Ejército, conocido como Southcom.
«A pesar de estas acciones recientes, permanecen listos y capaces de cumplir con sus misiones asignadas», afirmó el comando responsable de las fuerzas estadounidenses en América Central y del Sur.
Estados Unidos inició su ofensiva contra embarcaciones sospechosas de transportar drogas en el Caribe a comienzos de septiembre, y posteriormente amplió estas operaciones al Pacífico.
Hasta la fecha, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales, estas acciones han dejado 57 presuntos narcotraficantes muertos en 14 ataques.
La Casa Blanca no ha presentado evidencias que confirmen la vinculación de las embarcaciones atacadas con el narcotráfico.
Por su parte, el gobierno de Venezuela acusa a Washington de utilizar este despliegue militar como parte de una estrategia para intentar derrocar al presidente Nicolás Maduro.
A los buques y aeronaves ya posicionados en la región, se sumará próximamente el portaviones USS Gerald R. Ford, que reforzará el operativo.


