Los gobiernos de Estados Unidos y Ecuador están próximos a cerrar un acuerdo mediante el cual Ecuador recibiría hasta 300 migrantes anualmente, informó la ministra de Relaciones Exteriores ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, en vísperas de la visita oficial del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio.
En los últimos meses, la Administración de Donald Trump ha mantenido negociaciones con varios países para acelerar los procesos de deportación, sin que esto implique necesariamente que los migrantes sean enviados a sus países de origen o de tránsito.
Sommerfeld precisó que el acuerdo con Washington y Quito abarcaría únicamente a migrantes en buen estado de salud y sin antecedentes penales, diferenciándolo de otros convenios como el firmado por Estados Unidos con El Salvador.
En ese marco, la ministra indicó que la migración será uno de los temas a abordar con Rubio, quien llegará a Quito el miércoles por la noche y se reunirá al día siguiente con el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa. “Nosotros podemos solicitar algunas cosas; como contraparte, hay otras”, señaló la ministra.
El Departamento de Estado de Estados Unidos ya había anticipado que la migración formaría parte de la agenda de la visita de Rubio, que también incluirá México, junto con otros asuntos prioritarios para Washington, como las negociaciones comerciales y la lucha contra el narcotráfico.
Por su parte, el Gobierno de Noboa ha mostrado coincidencia con algunas posiciones de Estados Unidos sobre la presencia de mafias en la región y, por ejemplo, ha declarado al Cártel de los Soles como organización terrorista, grupo al que Washington responsabiliza directamente del presidente venezolano Nicolás Maduro.
El Departamento de Estado de Estados Unidos había señalado previamente que la migración sería uno de los temas centrales en la visita de Rubio, que también incluirá México, junto con otros asuntos que Washington considera prioritarios, como las negociaciones comerciales y el combate al narcotráfico.
Por su parte, el gobierno de Daniel Noboa ha coincidido en ciertos puntos con las posiciones estadounidenses respecto a la presencia de mafias en la región y, como ejemplo, ha declarado al Cártel de los Soles como organización terrorista, grupo al que Washington atribuye vínculos directos con el presidente venezolano Nicolás Maduro.