Por: Leanlly Pérez- El exoplaneta WASP-121b, ubicado a 858 años luz de la Tierra, ha captado la atención de los astrónomos debido a sus características extremas que desafían las teorías tradicionales sobre la formación de planetas gigantes.
Este planeta, clasificado como un «Júpiter caliente», tiene una órbita tan cercana a su estrella que completa una vuelta en tan solo 1,3 días terrestres.
Debido a su proximidad a la estrella, las temperaturas en su lado diurno alcanzan los 2.500°C, lo que crea un clima infernal.
Una de las características más sorprendentes de WASP-121b es que su calor extremo provoca un fenómeno que parece sacado de la ciencia ficción: el metal se evapora en la atmósfera.
Elementos como el hierro y el aluminio, que normalmente son sólidos, se convierten en vapor debido a las altas temperaturas y son arrastrados por vientos extremadamente fuertes hacia el lado nocturno del planeta.
Allí, las temperaturas bajan lo suficiente como para que estos metales se enfríen y se condensen, cayendo como lluvia.
Este fenómeno ha llevado a los astrónomos a especular que, además de metales, podrían llover rubíes y zafiros, ya que los componentes necesarios para formarlos están presentes en la atmósfera del planeta.
Este descubrimiento pone en cuestión las teorías sobre la formación de planetas gigantes. Los modelos tradicionales sugieren que estos planetas se forman en regiones frías, lejos de sus estrellas, donde el gas y el hielo se acumulan para crear un núcleo planetario.
Posteriormente, estos planetas migrarían hacia el interior de su sistema solar, convirtiéndose en los Júpiteres calientes que conocemos.
Sin embargo, el caso de WASP-121b sugiere que este planeta pudo haberse formado mucho más cerca de su estrella, en una región donde no habría podido haber hielo, lo que desafía la idea de que el agua congelada es un ingrediente esencial para la formación de planetas gigantes gaseosos.
Para llegar a esta conclusión, los astrónomos analizaron la composición química del planeta utilizando el espectrógrafo IGRINS (Immersion GRating INfrared Spectrograph).
Este análisis reveló que la atmósfera de WASP-121b tiene una alta proporción de material rocoso, lo que sugiere que el planeta se formó en un entorno caliente, sin la presencia de hielo.
Este hallazgo es significativo porque podría implicar que hay otras formas de formar planetas gigantes gaseosos en el universo, lo que ampliaría considerablemente nuestro entendimiento sobre la formación de sistemas planetarios.
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