Por Gabriela Osorio.- Un grupo de astrónomos observaba una estrella joven, con una edad aproximada de 300 millones de años, similar al Sol, cuando notaron un fenómeno peculiar: el brillo de la estrella disminuyó de manera repentina y significativa. Tras un examen detallado, descubrieron que justo antes de esta disminución, la estrella experimentó un repentino aumento en su luminosidad infrarroja.
Este aumento de brillo se mantuvo durante aproximadamente mil días. Sin embargo, aproximadamente dos años y medio después de este evento, la estrella fue eclipsada de manera inesperada por algo, lo que resultó en una repentina disminución en su brillo que duró alrededor de 500 días.
Después de una investigación más exhaustiva, el equipo descubrió que tanto el aumento en la luminosidad como el eclipse fueron causados por una gigantesca nube incandescente de gas y polvo. ¿Cuál fue el origen de esta extraña nube?
Según el equipo liderado por Matthew Kenworthy, del Observatorio Astronómico de Leiden, perteneciente a la Universidad de Leiden en los Países Bajos, la nube se formó a partir de una colisión cósmica entre dos planetas gigantes en ese sistema solar, uno de los cuales probablemente contenía hielo. Estos planetas tenían una masa que oscilaba entre varias masas terrestres y varias decenas.
La colisión resultante produjo tanto el pico infrarrojo como la formación de la nube. Después del choque, esta nube, que aún contenía los restos calientes y brillantes de la colisión, continuó orbitando alrededor de la estrella, eventualmente pasando frente a ella y eclipsándola.
Este estudio se basó en datos de archivo de la misión WISE de la NASA, que sigue operativa bajo el nombre de NEOWISE. El artículo se titula «A planetary collision afterglow and transit of the resultant debris cloud» y fue publicado en la revista científica Nature.
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