Las autoridades italianas desarticularon una red criminal que estafaba a personas mayores en distintas zonas del país mediante supuestas emergencias familiares, operación que culminó con la detención de 21 implicados y la obtención ilegal de más de 300.000 euros, según informó la Fiscalía de Nápoles.
Según la Fiscalía, la organización funcionaba con una estructura bien definida. Las víctimas eran contactadas telefónicamente por individuos que se hacían pasar por agentes policiales o abogados, quienes les alertaban sobre un supuesto accidente de tránsito causado por un hijo o nieto y les reclamaban el pago urgente de una presunta fianza para evitar su detención.
Mientras los encargados de las llamadas mantenían a los afectados en comunicación constante, otros integrantes del grupo se desplazaban hasta sus viviendas para recoger dinero en efectivo o joyas.
Posteriormente, estos bienes eran transportados a Nápoles por los denominados “correos”, según explicaron los investigadores.
De los 21 implicados, 15 fueron enviados a prisión preventiva, dos quedaron bajo arresto domiciliario y cuatro más recibieron medidas de restricción, como la obligación de residir en un lugar determinado y presentarse periódicamente ante las autoridades judiciales.
Todos enfrentan cargos por asociación criminal, estafa agravada, receptación, lavado de activos y autolavado de capitales.
El operativo policial se ejecutó de manera simultánea en diversas provincias del país, incluyendo Nápoles, Palermo, Brescia y Pavia.
Las pesquisas permitieron documentar al menos 33 fraudes, 27 de ellos consumados y seis en grado de tentativa, cometidos entre mayo de 2024 y enero de 2025 en varias regiones italianas, como Liguria, Lombardía y Véneto, en el norte; Lacio, en el centro; y Campania, Calabria y Sicilia, en el sur.
La red criminal operaba desde al menos un apartamento y un alojamiento turístico en Nápoles, que funcionaban como centros de llamadas, y contaba con la colaboración de dos joyeros locales responsables de tasar y reutilizar las joyas robadas.
Además, el dinero obtenido era invertido en bienes inmuebles y en una casa de apuestas con fines de lavado.
Durante la investigación, los los carabineros (policía militarizada italiana) confiscaron más de 260.000 euros en efectivo, varios vehículos, un taller orfebre clandestino, una vivienda y una agencia de apuestas, y lograron recuperar cerca de 150.000 euros en dinero y joyas.


