La campaña presidencial de Colombia ha sido una carrera masculina en la que la única mujer, Íngrid Betancourt, ha desistido antes de llegar a la meta, donde se condensan tres candidatos blancos que han dejado los temas de género muy abajo en la agenda.
Hecho que ha quedado en evidencia con la última salida de tono de uno de los candidatos, el populista Rodolfo Hernández.
Quien va tercero en las encuestas y amenaza con meterse en una segunda vuelta contra el favorito Gustavo Petro (izquierda).
«Es bueno que ella haga los comentarios y apoye desde la casa. La mujer metida en el Gobierno, a la gente no le gusta», dijo en una emisora de la radio musical «Bésame».
Estas palabras se han viralizado, no obstante, están ligeramente sacadas de contexto.
Pues el candidato se refería al rol de su esposa, Socorro Oliveros, como posible primera dama. Aseguraba que a ella no le gusta aparecer en público y que además a quien elegiría el electorado es a él y no a ella, por lo que tener ese cargo no electo es un “gasto de plata a la ciudadanía”.
Más allá de estas polémicas
Las propuestas para atajar el machismo, la desigualdad de género y la violencia machista han sido las grandes ausentes de la docena de debates que han mantenido los candidatos.
“Muy rápida la pregunta y muy rápida también la respuesta”, introdujo la sección sobre el tema la directora de la Revista Semana, Vicky Dávila en el debate del pasado lunes:
“¿Es machista la política en Colombia? ¿Por qué no hay una mujer entre la campaña presidencial?”.
Gutiérrez aseguró que no hay machismo y que él no cree que “ese tema de la ley de paridad, porque toca, no, es por las capacidades de las mujeres”.
A pesar de que aunque él mismo aseguró que hay mujeres con capacidades, ninguna está en la contienda electoral.
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