“Una especie de estructura de harén, antes de iniciar la relación sentimental”, son algunas de las revelaciones realizadas por Corinna Larsen, quien sostuvo una relación con el rey emérito Juan Carlos I.
Según expresó, sentía que el entonces rey era su “esposo” pese a que nunca estuvieron casados.
En “Corinna y el Rey”, Larsen, también conocida como Corinna zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, dijo que Juan Carlos solía llamarla diez veces al día.
Asegura que utilizaba el nombre en clave “señor Summer” cuando dejaba mensajes en su oficina. Se trata de un acrónimo de “Su Majestad el Rey”.
El podcast, realizado por Project Brazen, verá la luz la próxima semana pero sus productores ya han dado a conocer a la prensa el primero de los ocho capítulos que lo componen, ‘La Casita’, en el que se cuenta cómo se conocieron Juan Carlos y Corinna en febrero de 2004 en la finca La Garganta del Duque de Wellington y cómo comenzó su relación unos meses más tarde.
En él, Corinna dice del que sería luego su pareja que le pareció “jovial, bromista, risueño y un tipo muy agradable” después de su primera conversación durante esas jornadas de caza al término de las cuales se intercambiaron los números de teléfono.
INICIOS
Pocos días después, el entonces Rey se puso en contacto con ella a través del embajador español en Londres con la excusa de renovar su colección de armas, algo que la empresa que entonces dirigía Corinna, Apollonia Associates, hizo sin cobrar por el prestigio que tenía la operación, y a continuación las llamadas en persona se hicieron recurrentes.
Cuando ella no estaba, relata la que fuera princesa, dejaba el recado de que había llamado y pronto comenzó a comunicarse con ella a través de mensajes con su teléfono personal.
“Muy divertido y persistente”, afirma Corinna, que recuerda a Don Juan Carlos como “uno de los mayores seductores de la realeza”.
Tras hablar durante horas por teléfono, ambos deciden finalmente verse cara a cara.
La cita tendrá lugar en el antiguo pabellón de caza de Franco, en El Pardo, muy cerca de la residencia oficial del monarca, el Palacio de la Zarzuela, a la que Corinna bautizaría como ‘La Casita’ y que sería el lugar de encuentro de la pareja en adelante.
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