El Ministerio de Asuntos Exteriores de China anunció este lunes la imposición de restricciones de visado contra ciertos funcionarios estadounidenses, a quienes acusó de haberse «comportado mal» en temas vinculados al Tíbet.
El portavoz de la Cancillería china, Lin Jian, afirmó que las cuestiones relacionadas con el Tíbet son exclusivamente asuntos internos de China, y que el «abuso por parte de Estados Unidos de las restricciones de visado a responsables chinos» en relación con el Tíbet «viola gravemente el derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales».
Durante una conferencia de prensa, Jian aseguró que el Tíbet permanece abierto y que China recibe con agrado a visitantes extranjeros de buena voluntad interesados en recorrer, invertir o hacer negocios en la región.
Por su parte, Estados Unidos ha acusado al Partido Comunista Chino de obstaculizar el acceso de diplomáticos, periodistas y observadores internacionales al Tíbet.
«China debe restablecer la reciprocidad para que nuestros diplomáticos y otros puedan acceder a las zonas tibetanas de la misma manera que los diplomáticos chinos gozan de amplio acceso dentro de Estados Unidos», aseguró el secretario de Estado de Estados Unidos Marco Rubio.
Los visitantes extranjeros pueden acceder a la región más occidental del Tíbet, siempre y cuando formen parte de un grupo turístico y gestionen un permiso con antelación.
En el caso de diplomáticos y periodistas foráneos, su ingreso requiere la autorización expresa de las autoridades locales tibetanas.
China asumió el control de Tíbet en 1950, calificando este proceso como una “liberación pacífica” de un sistema feudal. Sin embargo, diversas organizaciones internacionales de derechos humanos y comunidades tibetanas en el exilio han denunciado de manera constante lo que consideran un régimen represivo, cuyo objetivo sería imponer la asimilación cultural y política sobre el pueblo tibetano.
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