El Gobierno de China afirmó este jueves que «ignorará» los «juegos de números arancelarios» impulsados por Estados Unidos, luego de que la Casa Blanca anunciara que los productos chinos enfrentarán aranceles que podrían alcanzar hasta un 245%.
A través de un comunicado, la Cancillería china sostuvo que «la imposición reiterada de aranceles anormalmente altos a China por parte de Estados Unidos se ha convertido en un juego de números que no tiene importancia económica práctica».
El Ministerio también subrayó que estas acciones de EE.UU. demuestran su estrategia de usar los aranceles como un arma de presión, acusando al país norteamericano de recurrir a la intimidación y la coerción en sus prácticas comerciales.
«No hay ganadores en una guerra arancelaria o comercial. China no quiere luchar esta guerra, pero tampoco le tiene miedo», subrayó la Cancillería, al tiempo que prometió que el país asiático «contraatacará decididamente».
El Ministerio de Comercio de China informó la noche del miércoles que Estados Unidos impone aranceles de hasta un 245% sobre ciertos productos, calificando la medida de completamente irracional.
Previamente, un vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores señaló que fue Estados Unidos quien inició la guerra comercial y sostuvo que, si Washington realmente desea entablar un diálogo, debe cesar las amenazas y el chantaje.
Estas declaraciones surgieron como respuesta a la posición de la Casa Blanca, que considera que es China quien debe dar el primer paso para alcanzar un acuerdo sobre los aranceles.
La guerra comercial iniciada por Trump se agravó el pasado 2 de abril, cuando anunció la aplicación de
«aranceles recíprocos» al comercio global, pero una semana después, tras el desplome de los mercados y el aumento en los costos de financiamiento de la deuda estadounidense, el mandatario dio marcha atrás parcialmente a la medida.
A pesar de flexibilizar su postura con la mayoría de los países, estableciendo un arancel general del 10%, Trump optó por endurecer las tarifas específicamente contra China, en respuesta a las represalias impuestas por Pekín.
En este contexto, Washington fijó aranceles del 145% a los productos importados desde China, mientras que el gobierno chino respondió aumentando los impuestos sobre las mercancías estadounidenses hasta un 125%.
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