El Gobierno de China acusó este lunes a Washington de «violar el derecho internacional» tras calificar como «arbitraria» la incautación de buques de otro país por parte de Estados Unidos, luego de que confiscara un segundo buque que transportaba petróleo venezolano.
El portavoz de la Cancillería china Lin Jian dijo en una rueda de prensa que su país «se opone sistemáticamente a las sanciones unilaterales ilegales que carecen de fundamento en el derecho internacional y no cuentan con la autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas».
Lin aseguró que China «se opone a cualquier acción que viole los propósitos y principios de la Carta de la ONU y atente contra la soberanía y la seguridad de otros países; y se opone a toda intimidación unilateral».
«Venezuela tiene derecho a desarrollar de forma independiente una cooperación mutuamente beneficiosa con otros países», añadió el portavoz, al tiempo que aseguró que la «comunidad internacional comprende y apoya la posición de Venezuela en la salvaguardia de sus derechos e intereses legítimos».
El sábado, la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, anunció la incautación del petrolero Centuries, con bandera panameña, el cual —de acuerdo con la Casa Blanca— operaba con una «bandera falsa» y formaba parte de la denominada «flota fantasma» venezolana, supuestamente utilizada para traficar petróleo robado y financiar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, al que Washington califica de narcoterrorista.
Por su parte, la portavoz adjunta de la Administración, Anna Kelly, reiteró que el buque transportaba crudo de la estatal venezolana PDVSA, empresa sancionada, frente a versiones que señalaban que el tanquero no figuraba en la lista negra de Estados Unidos.
El 10 de diciembre pasado, Washington ya había incautado el buque sancionado Skipper y decomisado el petróleo que llevaba a bordo.
Días más tarde, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció un bloqueo total al ingreso y salida de buques petroleros sancionados por el Gobierno de EE.UU., como parte de la presión ejercida contra la administración de Maduro, a la que acusa de encabezar una red de narcotráfico.
En respuesta, el Gobierno venezolano rechazó ambas incautaciones, calificándolas de «robo», y aseguró que emprenderá «todas las acciones correspondientes».
Desde que Washington intensificó su presión contra Venezuela en el mar Caribe, China ha condenado estas medidas, describiéndolas como una «injerencia en los asuntos internos» del país suramericano.


