The Other Woman; es decir, La otra mujer es la última película de Cameron Diaz. A partir de entonces no filmó más. Y se trato de una decisión personal.
La industria, como sucede en muchos otros casos, no le dio la espalda. ¡Todo lo contrario! Atravesaba un gran presente. Simplemente, casi como si el nombre del filme hubiera sido un guiño personal, Cameron decidió escuchar a esa otra mujer: a la que se encontraba detrás de la estrella, de la fama, de la popularidad. Y le hizo caso.
Cameron nació el 30 de agosto de 1972, en San Diego, California, Estados Unidos. Su primer coqueteo con el mundo artístico fue como modelo cuando tenía 15 años. Aquella etapa inaugural la dividió entre el colegio y el trabajo; sus padres le pusieron esa condición para seguir, y ella la aceptó sin reparos. Recién cuando terminó la etapa escolar, y amparada en su 1.74 de altura, se volcó de lleno al modelaje.
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Su primera gran experiencia fue al otro lado del mundo -o de su mundo, mejor dicho-, en Japón, desfilando para las grandes marcas de moda. Recién dos años más tarde regresaría a los Estados Unidos ya con un nombre, siendo una referente del mercado. Pasarelas, tapas de revistas: estaba en la cúspide. Pero llegó un momento en el que se cansó. Y como lo hizo hace unos pocos años, en aquel entonces también pegó un portazo y se alejó de todo aquel glamour que ya no le llamaba la atención.
Con 20 años Diaz incursionó en la actuación. Fue casi por casualidad, pero le gustó. En su historial aparecen algunos talleres de teatro que realizó siendo adolescente, pero no mucho más referido a la carrera artística que eligió para desarrollarse. Su primera participación -por cierto menor, pero no por eso menos compleja- fue un cortometraje erótico de 1992: She’s No Angel. Con el tiempo admitiría que se trató de un juego. Le gustó la idea de experimentar un estilo de cine que -sabía- ya nunca más llevaría adelante.
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