En 1985 con tan solo 17 años Boris Becker ganó el trofeo dorado de Wimbledon, es conocido como el tenista más joven en ganar un campeonato.
37 años después pasa a ser juzgado en un tribunal británico por la sentencia de dos años y medio de cárcel.
La corte británica declaró culpable a Becker de infringir las leyes de insolvencia de Reino Unido.
Luego de declararse en quiebra en el 2017 con una deuda de alrededor US$63 millones.
El antiguo número uno del mundo del tenis fue declarado culpable de ocultar millones de dólares en activos para evitar hacer frente a sus deudas por bancarrota.
Se liberó de unos 20 cargos. Fue un mal destino para el seis veces campeón de Grand Slam, también conocido como “Boom Boom’’ debido a su potente servicio.
“Cuando hablaba con él tenía la impresión de que, en el fondo siempre sentía que de algún modo, estaré bien”, comentó Chris Bowers.
Becker solo tenía una deslumbrante y exitosa vida en la cancha pero solo era dentro de ella.
Durante el juicio el alemán expresó que había ganado una “gran cantidad” de dinero en su carrera.
Sus ingresos se habían “reducido sorprendentemente” luego de retirarse en 1999.
“Ganar Wimbledon tan joven y con tanto estilo convirtió a Becker en una celebridad”, dijo Russell Fuller, corresponsal de tenis de BBC.
La fama es un arma de doble filo, y más para Becker que vivió desde los 17 años ese estatus y ha tenido un impacto significativo en su vida madura.
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