Un monumento chino situado en la entrada del Canal de Panamá fue derribado la noche del pasado sábado por disposición de una autoridad local, en un contexto marcado por presiones de Estados Unidos para disminuir la influencia de China en la vía interoceánica.
En meses anteriores, el presidente estadounidense, Donald Trump, había advertido sobre la posibilidad de retomar el control del canal, al sostener que este se encuentra bajo influencia de Pekín debido a que la empresa hongkonesa Hutchison Holdings opera, mediante concesión, puertos tanto en el Pacífico como en el Atlántico.
De manera inesperada y en una acción rechazada por los gobiernos de Panamá y China, la alcaldía del distrito de Arraiján ordenó la demolición con maquinaria pesada de un paifang —estructura similar a un arco— ubicado en un mirador del Puente de Las Américas, que cruza el canal.
Según un comunicado oficial, la alcaldía alegó que la obra, construida en 2004 y considerada un símbolo de amistad entre ambas naciones, presentaba fallas estructurales que representaban un riesgo.
Sin embargo, el presidente panameño José Raúl Mulino calificó el hecho como injustificable, describiéndolo como un acto de “irracionalidad imperdonable”.
Por su parte, la embajadora de China en Panamá, Xu Xueyuan, tras constatar la demolición, afirmó que se trata de un “día ensombrecido” para los cerca de 300,000 ciudadanos chino-panameños y de un duro golpe para la relación bilateral.
Durante el desmonte, algunos integrantes de la comunidad china acudieron al lugar, pero fueron impedidos de acercarse al mirador por agentes policiales, según videos difundidos por medios locales.
En un comunicado difundido en la red X, la embajada de China solicitó que el hecho sea objeto de una “investigación a fondo” y que se apliquen sanciones ejemplares por lo que calificó como acciones “ilegales, irregulares y vandálicas” relacionadas con la demolición del monumento.
La ola de rechazo, a la que se unieron expresidentes y figuras políticas panameñas, llevó al Gobierno de José Raúl Mulino a ordenar la “inmediata restauración del monumento en su mismo lugar”, en coordinación con la comunidad china residente en Panamá.
Asimismo, el jefe de Estado dispuso la apertura de una investigación urgente sobre el derribo de la estructura, que incluía dos esculturas de leones y un obelisco, este último aún en pie.
Por su parte, Esteban Cheung, vocero de la comunidad china en Panamá, recordó durante una rueda de prensa que el monumento fue erigido como un gesto de reconocimiento a la contribución de sus connacionales.
«Ver cómo se derriba un monumento tan significativo es, para nosotros, algo que nos causa sorpresa, dolor e incomprensión», indicó Cheung.
El área donde se encontraba el monumento fue acordonada con cinta amarilla, mientras visitantes aprovechaban este domingo para fotografiarse junto a las esculturas de los leones.
Estados Unidos y China figuran entre los principales usuarios del Canal de Panamá, una vía de 80 kilómetros por la que transita alrededor del 5 % del comercio marítimo mundial.
El canal estuvo bajo administración estadounidense desde 1914 hasta 1999, año en que fue transferido al control panameño.
En el contexto de las advertencias sobre una posible recuperación de la administración, el expresidente Donald Trump ha exigido a Panamá condiciones preferenciales para el tránsito de buques estadounidenses.
Ante estas presiones, la empresa Hutchison Holdings aceptó vender las dos terminales que opera a un consorcio encabezado por la firma estadounidense BlackRock; sin embargo, China observa la operación con recelo y, en paralelo, empresas del país asiático han mostrado interés en participar en la licitación de dos nuevos proyectos portuarios.


