Dos días después de las elecciones generales del 30 de noviembre, Honduras aún no tiene un presidente electo, debido a problemas técnicos en la transmisión de resultados y a un escrutinio muy cerrado que mantiene un empate técnico entre los candidatos conservadores Nasry Asfura y Salvador Nasralla.
Según cifras preliminares del Consejo Nacional Electoral (CNE), con el 57.03 % de las actas contabilizadas, Asfura, del Partido Nacional, suma 749,022 votos (39.91 %), mientras que Nasralla, del Partido Liberal, alcanza 748,507 sufragios (39.89 %). La diferencia, de apenas 515 votos, sigue siendo insuficiente para declarar un ganador.
En un distante tercer lugar se encuentra Rixi Moncada, del oficialista partido Libertad y Refundación (Libre), con 359,584 votos (19.16 %).
Moncada aseguró el lunes que las elecciones “aún no están perdidas” para su proyecto político y advirtió que no reconocerá como ganador a ninguno de los “candidatos de la oligarquía” hasta que se revisen al menos 2,859 actas, las cuales, según ella, fueron “infladas”.
El analista Josué Murillo señaló que el país se encuentra en un “empate técnico” y resaltó que, aunque los partidos han mostrado un “comportamiento adecuado” al no proclamarse vencedores prematuramente, la situación podría provocar conflictos innecesarios.
Murillo advirtió que la lentitud en el conteo de las actas puede aumentar la desconfianza en el proceso electoral, por lo que las autoridades deben garantizar la máxima transparencia en cada etapa del escrutinio.
El analista subrayó que el procedimiento debe realizarse con “rigor y transparencia” para ofrecer a la ciudadanía resultados confiables, y alertó que la falta de diligencia podría generar especulaciones sobre posibles negociaciones o intentos de manipulación por parte de los partidos.


