Por: Leanlly Pérez- ONUSIDA advirtió que la protección de los derechos humanos es esencial para poner fin al SIDA como amenaza para la salud pública. La declaración llega a propósito del Día Mundial del SIDA, que se celebra cada 1 de diciembre desde 1988, y que este año presenta como lema oficial “Superar las disrupciones, transformar la respuesta al SIDA”. La organización señala que este enfoque es urgente debido al retroceso global provocado por recortes en la financiación, debilitamiento de programas comunitarios y el aumento de leyes punitivas que impiden el acceso a servicios esenciales.
De acuerdo con ONUSIDA, las disrupciones actuales amenazan con frenar los avances logrados durante las últimas décadas. La crisis afecta de manera especial los servicios de prevención, el tratamiento temprano y los programas destinados a poblaciones vulnerables, que son las más afectadas por barreras legales y sociales. La institución insiste en que los países deben replantear la programación y la inversión, y en que la comunidad internacional debe cerrar la brecha de recursos y fortalecer el liderazgo político basado en la igualdad.
El Día Mundial del SIDA nació en 1988 como la primera conmemoración global dedicada a la salud. Desde su creación, ha servido para honrar a las víctimas, crear conciencia y promover el acceso al tratamiento antirretroviral. La pandemia ha dejado más de 25 millones de muertes en todo el mundo, convirtiéndose en una de las crisis sanitarias más devastadoras de la historia moderna. En 2011, ONUSIDA modificó el nombre oficial a «Día Internacional de la Acción contra el Sida», y desde 2021 se reconoce nuevamente como Día Mundial del SIDA.
Los datos más recientes de ONUSIDA reflejan avances importantes: el acceso al tratamiento antirretroviral ha aumentado significativamente desde el año 2000, cuando apenas 685.000 personas recibían atención. Para 2017, más de 20,9 millones de personas en el mundo tenían acceso a estos medicamentos esenciales. Aun así, millones continúan sin diagnóstico ni tratamiento, y la desigualdad sigue siendo un obstáculo crítico para frenar la pandemia.
El SIDA es la etapa avanzada de la infección por VIH, un virus que ataca directamente el sistema inmunológico. Aunque los términos suelen confundirse, no todas las personas con VIH desarrollan SIDA si reciben tratamiento oportuno. La transmisión ocurre principalmente por contacto sexual sin protección, intercambio de agujas y, en el caso de mujeres embarazadas con VIH no tratado, durante el embarazo o la lactancia. Por el contrario, el virus no se transmite por saliva, abrazos ni por compartir alimentos.
ONUSIDA insiste en que la prevención sigue siendo el mejor tratamiento. El uso de preservativos, la PrEP (profilaxis pre-exposición), el acceso a pruebas de detección y el tratamiento antirretroviral son herramientas fundamentales para evitar nuevas infecciones. También recalca que la lucha contra el estigma y la discriminación es tan importante como los avances médicos.
Varios personajes públicos han contribuido a visibilizar la enfermedad y a romper prejuicios. Figuras como Magic Johnson, Charlie Sheen, Conchita Wurst, Mykki Blanco y Noris Díaz han hablado abiertamente sobre su diagnóstico o han trabajado activamente por la normalización del VIH. Su testimonio ha sido clave para concienciar y animar a otros a acudir a la prueba y al tratamiento.
El cine también ha jugado un papel fundamental en la sensibilización social. Películas como Philadelphia (1993), Angels in America (2003) o 120 pulsaciones por minuto (2017) han retratado el impacto humano, social y político del VIH/SIDA, contribuyendo a educar a nuevas generaciones sobre la importancia de la empatía y la prevención.
En ediciones anteriores del Día Mundial del SIDA, los lemas han girado en torno a la igualdad, los derechos humanos y el liderazgo de las comunidades más afectadas. En 2024, el lema fue “Sigamos el camino de los derechos”, mientras que en años anteriores destacaron “Que lideren las comunidades”, “Igualdad ya” y “Poner fin a las desigualdades. Poner fin al sida. Poner fin a las pandemias”. Todos ellos coinciden en un mensaje: sin igualdad y sin respeto por los derechos humanos, no será posible acabar con el SIDA.


