El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió este sábado que el G20 , cuya cumbre se celebra hoy en Johanesburgo, podría estar «al final de un ciclo» y que su continuidad estaría «en riesgo» si sus integrantes no logran consensuar «ciertas prioridad» que permitan revitalizar el grupo.
«Creo que todos debemos ser conscientes de que el G20 está en riesgo si no nos reenfocamos colectivamente en ciertas prioridades» para pactar «acciones concretas» y «aportar soluciones para nuestras economías, colectivamente en torno a esta mesa», dijo Macron en su discurso de apertura de la cumbre.
Según el mandatario francés, la primera reunión del G20 en el continente africano “marca un hito significativo”, aunque consideró que el grupo “podría estar llegando al final de un ciclo”.
Recordó que el G20 surgió con la intención común de coordinar soluciones frente a las crisis, especialmente las de carácter económico.
Sin embargo, ante el actual contexto geopolítico, señaló que hoy resulta «muy difícil resolver juntos las grandes crisis internacionales en torno a esta mesa, incluso con miembros que no están presentes hoy».
Macron se refirió de este modo a la ausencia, entre otros, del presidente estadounidense Donald Trump, y señaló que al G20 le resulta «difícil fijar un criterio común para enfrentar las crisis geopolíticas».
«La claridad de pensamiento debería llevarnos a reconocer la dificultad de defender sistemáticamente el derecho humanitario, la soberanía de los pueblos y la dignidad humana, ya sea en Ucrania, Oriente Medio o Sudán», señaló.
«Sí, actualmente tenemos desequilibrios macroeconómicos crecientes entre nuestras economías, lo cual, a su vez, genera tensiones comerciales entre nuestros países, amenaza la prosperidad y la estabilidad mundiales y obstaculiza el desarrollo de los países de bajos ingresos, ya que son inevitablemente las primeras víctimas de nuestra incapacidad para lograr dicha estabilidad», declaró.
Macron insistió en que el G20 corre el riego de perder «su razón de ser» si no logra tampoco respuestas concretas a los «profundos desafíos» a los que se enfrenta actualmente la Organización Mundial del Comercio, ya que si las principales economías del mundo ya no la respetan, «¿cómo podemos esperar que otros lo hagan?», se preguntó.


