La administración del presidente Donald Trump anunció un ambicioso plan para permitir nuevas perforaciones petrolíferas frente a las costas de California y Florida, con el objetivo de incrementar la producción energética del país tras años de limitaciones.
El plan contempla seis subastas de arrendamiento en aguas profundas de California, así como nuevas concesiones a unos 160 kilómetros de la costa de Florida, en áreas cercanas al centro del Golfo de México, donde ya operan miles de pozos y plataformas.
California no había visto nuevos arrendamientos federales desde mediados de los años 80, mientras que Florida y la zona este del Golfo mantenían una moratoria desde 1995 por el riesgo de derrames petroleros y daños ambientales.
El anuncio recibió duras críticas por parte del gobernador de California, Gavin Newsom, quien calificó la medida de “irracional” y advirtió sobre sus posibles efectos en las comunidades costeras y los ecosistemas marinos.
“Este intento imprudente de vender nuestra costa a los donantes de la industria petrolera está condenado al fracaso”, afirmó Newsom, advirtiendo que empleará todos los recursos legales a su disposición para frenar el plan.
Desde Florida, el senador republicano Rick Scott manifestó su preocupación y aseguró que actuará para “mantener las costas prístinas y proteger los tesoros naturales para las generaciones venideras”.
Por su parte, organizaciones ambientalistas reiteraron su oposición, advirtiendo que la expansión de las perforaciones aumentaría las emisiones contaminantes, justo en un momento en que, según señalan, el país debería avanzar hacia fuentes de energía más limpias para enfrentar el cambio climático.


