El Vaticano confirmó la destitución de Francisco Ozoria como arzobispo de Santo Domingo, una medida atribuida a una «mala administración», según admitió el propio Ozoria.
La decisión, que ha causado sorpresa tanto en la jerarquía eclesiástica como entre la ciudadanía, cierra un periodo marcado por críticas y dudas sobre su gestión.
La Santa Sede comunicó su destitución a través de una carta, indicando que la medida respondió a señalamientos relacionados con su círculo familiar, críticas a su liderazgo y diversas denuncias remitidas al Vaticano.
Ozoria ya había reconocido anteriormente que había sido relevado de sus funciones por «mala administración», un hecho considerado sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia católica en el país.
La destitución ha provocado una variedad de reacciones dentro de la comunidad católica, especialmente por tratarse de una decisión inusual. Dirigentes religiosos del país han manifestado su sorpresa ante la confirmación oficial, mientras los feligreses aguardan conocer quién asumirá el liderazgo de la Arquidiócesis durante esta etapa.
El Vaticano no ha brindado información adicional sobre el proceso de transición ni sobre las medidas inmediatas, aunque se prevé que en los próximos días se nombre un administrador apostólico provisional hasta la designación del nuevo arzobispo.
La salida de Ozoria representa un momento de tensión y reajuste para la Iglesia católica en la República Dominicana, que ahora se enfrenta al desafío de restablecer la confianza y fortalecer la estabilidad institucional en su principal arquidiócesis.


