Por: Leanlly Pérez- Tras seis semanas de parálisis institucional, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este miércoles la reapertura del gobierno federal, poniendo fin al cierre más prolongado que ha vivido el país.
El presidente Donald Trump celebró la votación como una “gran victoria”, mientras los republicanos —con una ajustada mayoría— mantuvieron la disciplina de voto que les permitió superar las divisiones internas.
Por su parte, los demócratas mostraron fracturas entre su liderazgo, que buscaba mantener la presión al gobierno, y varios legisladores moderados que optaron por pactar para poner fin a la crisis.
Durante el cierre, cientos de miles de empleados federales se vieron afectados, incluyendo controladores aéreos que no cobraron salario durante casi dos meses, provocando cancelaciones y retrasos masivos en aeropuertos de todo el país.
“Volveremos a abrir nuestro país, que nunca debió haber cerrado”, afirmó Trump, quien confirmó que el acuerdo permitirá mantener el gasto público hasta enero.
El debate central que generó el cierre fue la financiación de los subsidios sanitarios vinculados al Obamacare, una política que sigue dividiendo a ambos partidos. Los demócratas acusan a los republicanos de intentar recortar la cobertura de millones de estadounidenses, mientras que el bloque conservador sostiene que las ayudas deben limitarse a los sectores más vulnerables.
El líder demócrata en la Cámara, Hakeem Jeffries, advirtió que “la atención médica de la gente está a punto de volverse impagable”, al tiempo que criticó al gobierno por “anteponer la política al bienestar ciudadano”.
A pesar de que las encuestas apuntan a que la mayoría de los estadounidenses culpa a Trump y a los republicanos por el cierre, el bloque oficialista logró mantenerse unido, mientras la tensión crecía en el bando demócrata.
Con este acuerdo, Washington recupera temporalmente la estabilidad institucional, aunque el debate sobre el futuro del sistema sanitario promete volver a agitar el Congreso en los próximos meses.
