Estados Unidos cumplió 36 días de cierre parcial del Gobierno federal, convirtiéndose en el más largo de su historia, debido al estancamiento entre republicanos y demócratas para aprobar el presupuesto nacional.
El presidente Donald Trump responsabilizó a los demócratas por el bloqueo, calificándolos de “kamikazes” por negarse a apoyar su propuesta de presupuesto.
“Creo que estos tipos son kamikazes. Derribarán al país si tienen que hacerlo”, expresó Trump durante un desayuno de trabajo en la Casa Blanca.
En otro acto celebrado en Miami, Trump sostuvo que el país debe decidir entre “comunismo y sentido común”, y exhortó a los republicanos a “acabar con el filibusterismo”, una regla del Senado que exige una mayoría de 60 votos para aprobar leyes.
“¡Republicanos, acaben con el filibusterismo! ¡Vuelvan a aprobar legislación y reformas electorales!”, escribió también en su red Truth Social.
El cierre del Gobierno, iniciado el 1 de octubre tras no aprobarse la ley de financiamiento federal, ha afectado a más de 1,4 millones de empleados públicos que no han recibido su salario.
Muchos trabajadores considerados esenciales, como los controladores aéreos y los agentes de seguridad, se han visto obligados a continuar desempeñando sus labores sin remuneración.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que la escasez de personal podría provocar el cierre parcial del espacio aéreo y generar “retrasos masivos” en los vuelos si no se logra un acuerdo en los próximos días.
Al mismo tiempo, los programas de asistencia social también han resultado afectados. Una orden judicial obligó al Gobierno a reanudar la entrega de ayudas económicas, después de que Trump sugiriera la posibilidad de suspenderlas debido a la crisis presupuestaria.
“Los beneficiarios de la ayuda deben entender que se necesitará tiempo para recibir este dinero, porque los demócratas han puesto al gobierno en una posición insostenible”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
El estancamiento legislativo continúa, ya que los republicanos, con una mayoría ajustada en ambas cámaras, necesitan el respaldo de cinco senadores demócratas para aprobar una resolución que garantice la financiación hasta finales de noviembre. No obstante, el Partido Demócrata exige replantear por completo las reformas de salud promovidas por la administración republicana, lo que ha impedido cualquier avance.
Aunque los líderes de ambos partidos han mostrado escasa disposición a ceder, un pequeño grupo bipartidista de legisladores moderados ha presentado una propuesta de compromiso destinada a reducir los costos del seguro médico y disminuir la presión pública.
A pesar de ello, Trump se mantiene firme en su postura y ha reiterado que no negociará mientras los demócratas sigan bloqueando sus principales iniciativas.
