El surf era para todos; madres, abuelos, guerreros, princesas, niños. La antigua Polinesia reconoce que eran las mujeres las que tenían mayor reconocimiento por su habilidad como surfistas.
En la tradición de las raíces de la cultura del surf, se encuentran las historias de mujeres veneradas que surcaban olas con la mayor gracia y deportividad.
El International Surf Film Festival de Anglet (Francia) ha servido para presentar la premiere mundial de Femme Ocean, una película de Annika von Schültz alrededor del surf femenino.
«La intención es ayudar a crear modelos a seguir, alejados de los estereotipos, profundizando en qué hay más allá de la fachada de surfistas con variedad de perfiles», comenta la directora.
«Nuestra relación con el mar es de vitalidad, asumimos un riesgo al entrar al agua, pero creemos en la naturaleza. Enfrentamos nuestros miedos y empezamos a creer en nosotras”, expresa Von Schültz.
Las mujeres construyen ese coraje y es lo que llevan con ellas cuando vuelven a tierra, a sus comunidades. Cada vez hay más mujeres en el surf, una herramienta de empoderamiento para ellas.
Teresa Ayala, una surfista portuguesa que comenzó a surfear hace 44 años en la costa de Portugal, cuando solamente eran hombres en el agua.
Joana Andrade, quien lucha por su sueño de surfear olas gigantes en Praia do Norte, en Nazaré, donde rompe la mayor ola del mundo.
Lizzy, quien transforma su pasión por el surf en arte y concienciación ambiental; en Marruecos.
“El surf ha crecido cada vez más y ahora hay más surfistas mujeres, eso me hace sentir feliz y orgullosa, siendo referente para todas las niñas en México, eso es muy importante quitando la competencia, como persona”, compartió Asaya Aymara Sánchez Brusa, quien se consolidó en 2016 para la edición de Tokio 2020.
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