Por: Leanlly Pérez- Esposas de gobernantes y mujeres con altos cargos políticos, como Brigitte Macron, Begoña Gómez, Kamala Harris y Hillary Clinton, han sido objeto de acusaciones falsas que las presentan como transexuales. Estas narrativas buscan denigrarlas a ellas y a sus parejas políticas, combinando transfobia, misoginia y prejuicios culturales.
Esta semana, el presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte anunciaron que planean presentar pruebas ante un tribunal en Estados Unidos para demostrar que ella es mujer, en respuesta a afirmaciones de la influenciadora estadounidense Candace Owens, quien promovió la idea de que la primera dama francesa había nacido varón. La demanda busca frenar la difusión de información falsa y establecer precedentes sobre la responsabilidad en redes sociales.
Una narrativa antigua pero vigente
Si bien Brigitte Macron es uno de los casos más notorios, la práctica de difamar a mujeres poderosas mediante rumores sobre su género no es nueva. Casos similares han afectado a Begoña Gómez, esposa del presidente español Pedro Sánchez; Britta Ernst, pareja del excanciller alemán Olaf Scholz; y Michelle Obama, ex primera dama de Estados Unidos.
La narrativa también alcanza directamente a líderes políticas, como Kamala Harris, ex candidata presidencial por el Partido Demócrata, y Jacinda Ardern, ex primera ministra de Nueva Zelanda. Incluso figuras históricas como Hillary Clinton han sido blanco de acusaciones similares desde los años 90, a través de memes, chistes y publicaciones satíricas que la presentaban como transexual o hermafrodita, con el objetivo de socavar su autoridad y credibilidad.
Transfobia y misoginia como herramientas políticas
Según estudios del Wilson Center y de antropólogas como Bruna Álvarez, estas narrativas cumplen varios objetivos: despojar a las mujeres de su poder y atractivo, reforzar estereotipos de género y generar rechazo entre electorados que no aceptarían a un líder casado con una mujer trans. Funcionan como una forma de “ruido político”, deslegitimando al adversario y afectando la percepción pública de figuras femeninas de alto perfil.
Los especialistas coinciden en que, aunque las acusaciones contra mujeres de poder se han intensificado con la digitalización y la proliferación de redes sociales, sus raíces están profundamente ligadas a tradiciones culturales y folclore, donde la atribución de características masculinas a mujeres poderosas se utiliza como mecanismo de control social y político.
En definitiva, el ataque a mujeres como Brigitte Macron, Begoña Gómez, Kamala Harris y Hillary Clinton refleja una estrategia de desprestigio global, que combina misoginia, transfobia y desinformación, recordando que la lucha por la igualdad de género y el respeto a la identidad sigue siendo un desafío en todos los ámbitos del poder.