Un comité ministerial de Italia aprobó este miércoles un proyecto valorado en 13,500 millones de euros para la construcción del que sería el puente colgante más largo del mundo, el cual conectará la isla de Sicilia con el territorio continental.
«Será el puente colgante más largo del mundo. Una infraestructura de este tipo representa un acelerador del desarrollo», declaró durante la reunión el viceprimer ministro y ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini, citado por su portavoz.
La estructura contará con dos líneas ferroviarias en el centro y tres carriles vehiculares a cada lado. Estará sostenida por dos cables gemelos tensados entre torres de 400 metros de altura, y tendrá un tramo suspendido de 3,300 metros, estableciendo un nuevo récord mundial.
Programado para finalizar en 2032, el gobierno considera que el proyecto representa una proeza de ingeniería, diseñada para soportar vientos intensos y movimientos sísmicos en una zona ubicada en la confluencia de dos placas tectónicas.
Las autoridades esperan que esta obra impulse el desarrollo económico y la creación de empleos en dos de las regiones más empobrecidas del país: Sicilia y Calabria.
El ministro Matteo Salvini aseguró que el proyecto generará decenas de miles de puestos de trabajo.
No obstante, el proyecto ha generado protestas a nivel local debido a su impacto ambiental y su elevado costo, ya que los opositores argumentan que esos recursos podrían destinarse a otras áreas más prioritarias.
Además, algunos críticos dudan de que la obra llegue a realizarse, recordando la extensa historia en Italia de proyectos públicos que fueron anunciados y financiados, pero que nunca se completaron.
El proyecto del puente ha enfrentado varios intentos fallidos, ya que los primeros planes se diseñaron hace más de 50 años.
Eurolink, un consorcio liderado por el grupo italiano Webuild, ganó la licitación en 2006, pero esta fue cancelada debido a la crisis de la deuda en la zona euro. Sin embargo, el consorcio continúa siendo el contratista del proyecto relanzado.
En esta ocasión, Roma cuenta con una motivación adicional para avanzar, ya que ha clasificado el costo del puente como un gasto de defensa.
Italia, con una elevada deuda, acordó, junto a otros aliados de la OTAN, aumentar considerablemente su gasto en defensa hasta alcanzar el 5 % del PIB, siguiendo la solicitud del presidente estadounidense Donald Trump.
De ese porcentaje, el 1.5 % puede asignarse a áreas «relacionados con la defensa», como la ciberseguridad y las infraestructuras, y se espera que el puente de Mesina sea considerado elegible, especialmente porque Sicilia cuenta con una base de la OTAN.
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