Por: Leanlly Pérez- Un nuevo caso de violencia protagonizado por un limpiavidrios en el Distrito Nacional ha generado indignación en redes sociales, tras la difusión de un video en el que se observa cómo un individuo rompe el cristal trasero de un vehículo luego de que el conductor se negara a que le limpiaran el parabrisas.
El hecho ocurrió en la transitada intersección de las avenidas Máximo Gómez con John F. Kennedy, una de las zonas más congestionadas de la ciudad.
Según se puede apreciar en el video, el limpiavidrios, visiblemente molesto, utiliza una botella de vidrio y una piedra para atacar el automóvil, dejando daños materiales y sembrando temor entre los testigos.
Este acto no solo refleja una falta de control en los espacios públicos, sino que también pone en evidencia un problema recurrente que afecta la seguridad vial y la tranquilidad de los ciudadanos.
No es la primera vez que se registra un incidente de este tipo en Santo Domingo. En 2023, en la misma intersección, una limpiavidrios agredió a un camarógrafo del canal RNN en un hecho similar, aunque en aquella ocasión el afectado decidió no presentar cargos, considerando la difícil situación social de la agresora, madre de cuatro hijos.
Ese mismo año, en Arroyo Hondo, otro limpiavidrios rompió el cristal trasero de un vehículo por la misma razón: la negativa de un conductor a permitir que le limpiaran el parabrisas.
Estos casos ponen en relieve una problemática que ha sido denunciada por los medios durante años, debido a los actos violentos y de intimidación que algunos limpiavidrios cometen en las principales avenidas, generando una sensación de inseguridad entre los conductores que transitan por la ciudad.
En un intento por controlar esta situación, en el año 2017, el entonces alcalde del Distrito Nacional, David Collado, promulgó la resolución 17-2027, que instruía a las autoridades, incluyendo la Dirección de Defensoría de Espacios Públicos, la Policía Municipal y la Policía Nacional, a retirar de las calles a las personas dedicadas a la limpieza informal de cristales.
La resolución también contemplaba la posibilidad de contratar a al menos 30 limpiavidrios, como parte de un plan para ofrecerles alternativas laborales y reducir su presencia en las vías públicas.
Sin embargo, ocho años después, esta práctica continúa siendo común en las avenidas más importantes de la capital dominicana, demostrando que las medidas adoptadas han sido insuficientes o mal implementadas.
La falta de seguimiento y la persistencia de problemas sociales como la pobreza y el desempleo agravan una situación que afecta tanto a los trabajadores informales como a los ciudadanos que buscan transitar con seguridad.
